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Conocido en el mundo de Wall Street, Anthony Scaramucci decidió dar el salto a la política y, de la mano de Donald Trump , entra por la puerta grande. Será el nuevo director de Comunicaciones , ocupando una vacante que dejó en mayo Mike Burke.
De 53 años, Scaramucci es un financiero de Nueva York que no sólo no le tiene miedo a las cámaras, sino que le gusta ser el centro de la atención.
En Wall Street se le conoce como “ the mooch ”, el gorrón, o como “ schmoozer ”, el barbero, por su inclinación a adular a aquellos que son de su interés. Las fiestas anuales del fondo de inversión SALT que él fundó, y a las que asistieron personalidades como Will Smith , o Bill Clinton , le sirvieron como escaparate. “Soy un vendedor”, se describió a él mismo en diversos eventos.
Scaramucci, a quien el ex presidente republicano George W. Bush llama “Gucci Scaramucci”, fue en el pasado anfitrión de un programa de tv sobre finanzas, llamado “Wall Street Week”, de Fox Business.
Pero lo suyo son los negocios. Graduado de Harvard, inició su carrera en Goldman Sachs, donde conoció a Donald Trump. Ha escrito además tres libros: “Hopping Over the Rabbit Hole: How Entrepreneurs Turn Failure Into Success” (Saltando sobre el agujero del conejo: cómo los empresarios convierten el fracaso en éxito); “Goodbye Gordon Gekko: How to Find Your Fortune without Losing Your Soul” (Adiós Gordon Gekko: cómo hallar tu fortuna sin perder tu alma) y “The Little Book of Hedge Funds” (El pequeño libro de los fondos de inversión).
Políticamente hablando, sus inclinaciones han variado con los años. Donó en 2008 a la campaña del demócrata Barack Obama, a quien llamó el “candidato de la transformación” para luego criticarlo por no defender lo suficiente los intereses de Wall Street. Un año antes apoyó la campaña de Hillary Clinton.
Fundador, en 2005, del fondo de inversiones SkyBridge Capital, con 11 mil 400 millones de dólares en activo, Scaramucci ha demostrado que se adapta a las circunstancias. Y al ver el cambio de los tiempos, comenzó a inclinarse hacia los republicanos. En 2012 apoyó la campaña de Mitt Romney.
Fue allí cuando se acercó más a los Trump. Sin embargo, en la campaña presidencial del año pasado, respaldó primero a Scott Walker y a Jeb Bush. En 2015 no dudó en atacar a Trump por “antiestadounidense” y lo acusó de ser un “político pirata”.
Finalmente, tras el fracaso de Walker y Bush, optó por Trump. Y desde entonces asegura que “lo quiero”. No sólo tiene el respaldo del hoy presidente, sino del hijo mayor de éste, Donald Jr., así como de Jared Kushner, yerno del mandatario y un asesor clave de éste.
Los demócratas lo tienen en la mira desde que, en enero, decidió vender SkyBridge Capital a los chinos, en una operación que algunos tachan de dudosa.
Luego, CNN publicó una historia sobre un presunto contacto de Scaramucci con el Kremlin, días antes de las elecciones estadounidenses. Pero la historia resultó ser falsa y la cadena no sólo tuvo que disculparse, sino que despidió a tres periodistas. Este éxito terminó de acercar al financista a Trump, quien no se ha cansado de acusar a diversos medios de EU, incluyendo CNN, de difundir “fake news”.
Scaramucci llega a su nuevo puesto rodeado de polémica, con la renuncia del portavoz presidencial Sean Spicer a manera de protesta de por medio y enfrentado a otras figuras del gabinete, incluyendo el jefe de éste, Reince Priebus, y el estratega Steve Bannon, lo que augura nuevas batallas en un equipo que va de escándalo en escándalo.
* Con información de agencias