El papa Francisco reemplazó al principal teólogo católico, el cardenal alemán conservador Gerhard Müller, quien ha estado en desacuerdo con la visión del Pontífice de una Iglesia más inclusiva, en lo que ha sido una conmoción para el gobierno del Vaticano.
En un breve comunicado, la Santa Sede dijo que no se renovaría el mandato del cardenal Gerhard Ludwig Müller al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la organización a cargo de defender los principios católicos.
Müller, de 69 años, quien fue nombrado en 2012 por el anterior papa Benedicto XVI, será reemplazado por el arzobispo español y segundo de la congregación, Luis Francisco Ladaria Ferrer, quien es jesuita, igual que el Pontífice, de quien en los últimos años se ha convertido en su “mano derecha”.
Quienes conocen a Ladaria lo consideran una persona tranquila y a la que no le gusta figurar, a diferencia de Müller, quien frecuentemente aparecía en medios de comunicación. “Hablan el mismo idioma y Ladaria es alguien manso; no agita al Papa y no lo amenaza”, dijo un sacerdote que trabaja en el Vaticano y conoce tanto a Müller como a Ladaria.
Müller es considerado un conservador seguidor de la línea dura, mientras que Ladaria es visto como un “conservador moderado”. Él mismo ha dicho que “no me gustan los extremos, ni progresismo ni tradicionalismo”. El año pasado, Francisco lo puso al frente de una nueva comisión encargada de estudiar la posibilidad de tener a mujeres diáconas en la Iglesia.
Müller se había enfrentado al Papa sobre reformas clave. Fue uno de los cardenales que cuestionaron la intención de Francisco de adoptar una actitud más benevolente con la gente a la que la Iglesia consideraba tradicionalmente como “pecadores”, incluidos los divorciados que se casaron en segundas nupcias y que quieren comulgar. En octubre de 2015 se difundió una carta firmada por él y otros 12 cardenales en la que denunciaban la metodología empleada en el Sínodo de la Familia convocado por el pontífice.
El cardenal alemán también estuvo envuelto en la controversia suscitada por la respuesta de la Iglesia a los abusos sexuales perpetrados por clérigos, después de que su departamento fuera acusado este año de obstruir los esfuerzos de Francisco para acabar con el encubrimiento de esas agresiones.
El jueves, Francisco autorizó que el responsable de finanzas del Vaticano, el cardenal australiano George Pell, se separara temporalmente del cargo y regresara a su país a defenderse de acusaciones de abusos sexuales en su contra. Pell se declaró inocente.