El cardenal George Pell espera en Australia el comienzo de su juicio por abusos sexuales. El consejero económico del papa Francisco y número tres del Vaticano es el representante más alto de la Iglesia en comparecer ante los tribunales por un caso sexual.
Pell, de 76 años, llegó a Australia el 10 de julio tras un accidentado viaje desde el Vaticano y debe comparecer ante los juzgados el día 26, cuando responderá a acusaciones planteadas por al menos dos hombres de 40 años que aseguran que abusó de ellos en su infancia, en los años 70, mientras era sacerdote en Melbourne. Pell negó las acusaciones.
La expectación internacional desde que la policía australiana presentó cargos contra el cardenal el 30 de junio es enorme, y medios de todo el mundo han confirmado su presencia en el juicio.
A pesar de ello, la Corte de Melbourne ha anunciado que no concederá un trato especial a Pell. Al llegar a los juzgados, deberá pasar por el detector de metales y alinearse hombro con hombro junto a los criminales habituales que declaren ese día.
La portavoz de la Corte ha confirmado que Pell recibirá “el trato rutinario”, a no ser que a última hora cambien los protocolos por seguridad. Esa es la intención de la Iglesia australiana.
Ingrid Irwin, una de las abogadas que representan a las presuntas víctimas de Pell, ha declarado al medio australiano Nine.com que le preocupa que sus defendidos puedan ser arrastrados a un juicio tan complejo como “corderos al matadero”, sin más protección “que su sincero relato de los hechos”.
Según Irwin, “los abusos sexuales son difíciles de probar, y aún más los abusos históricos”. “Para probar la gran acusación”, explicó Irwin “a veces se echa agua en el caso”, refiriéndose a que se disminuye la cantidad de cargos o se recortan la gravedad de los delitos sin consultarlo con las víctimas.
“La oficina del procurador general estará bajo una presión política enorme”, aseguró Irwin, Las sospechas de la abogada no parecen exageradas, teniendo en cuenta que el último primer ministro australiano, el conservador Tony Abbott (2013-2015), ya ha salido en defensa del cardenal Pell, asegurando que es “una excelente persona”.
El religioso ya ha testificado tres veces ante la Comisión Real australiana que investiga el historial de abusos sexuales en la Iglesia del país. Pell ha sido acusado en repetidas ocasiones ante la comisión de encubrir abusos en colegios, clubes deportivos católicos y orfanatos.
La defensa de Pell correrá a cargo de Robert Richter, el abogado más reputado del país tras representar a personajes como Mick Gatto, una figura de los bajos fondos que mató a un rival en un restaurante de dos tiros en 2004 y fue absuelto.