El presidente brasileño, Michel Temer, salvó hoy el primer obstáculo en su carrera por mantener el poder al ser absuelto, junto con la destituida Dilma Rousseff, en un juicio sobre presunta corrupción en la campaña electoral de 2014.

El Tribunal Superior Electoral y la supuesta financiación ilegal de la campaña que Rousseff y Temer compartieron en 2014 era sólo uno de los frentes judiciales abiertos contra el gobernante, también investigado por presunta corrupción en la Corte Suprema.

Las cuentas de esa campaña fueron objeto de un juicio instaurado en 2015, tras la victoria de esa fórmula que en su momento encabezó Rousseff, destituida el año pasado por un irregular manejo de los presupuestos y sustituida desde entonces por Temer.

Finalmente el tribunal llegó hoy a una decisión y exculpó a Rousseff y a Temer, pese a que el instructor del caso, Herman Benjamin, afirmó que había "robustas pruebas" de ilegalidades financieras que "influyeron" en el resultado de las elecciones.

La decisión fue tomada por cuatro votos a favor y tres en contra, un ajustado resultado que reflejó la división en un tribunal que por primera vez en sus 85 años de historia sentó en el banquillo a la fórmula ganadora de unas presidenciales.

Según Benjamin, quien apoyó buena parte de su fundamentación en investigaciones sobre la red de corrupción que operó en la estatal Petrobras, fueron "comprados" partidos o espacios en televisión con dinero obtenido en esa trama y entregado sobre todo por Odebrecht, una de las empresas implicadas en ese escándalo.

Benjamin hizo un minucioso relato de numerosas pruebas de diversas irregularidades en la financiación de esa campaña, pero la mayoría estaba basada en confesiones y documentos entregados por Odebrecht e impugnados por la defensa.

Los abogados de Temer y Rousseff demandaron la nulidad de esas pruebas con el alegato de que fueron introducidas durante el curso del proceso y no constaban en la acusación inicial, por lo que su utilización "violaría" el derecho a una amplia defensa.

Esa tesis fue respaldada por cuatro de los siete magistrados del tribunal y fue clave para la absolución.

La posición más dura contra la validez probatoria de la confesión de Odebrecht la mantuvo el magistrado Admar Gonzaga, designado para integrar la corte hace dos meses por el propio Temer, en uso de atribuciones reservadas a su cargo.

Gonzaga endosó la posición de las defensas y se pronunció por la absolución, igual que Tarcísio Vieira, otro juez nombrado por Temer este mismo año, y que los magistrados Napoleao Maia y Gilmar Mendes, presidente del tribunal, que mantiene una estrecha relación con el gobernante.

En todos los casos, los magistrados subrayaron que, aún si las irregularidades existieron, no pueden achacarse en forma personal a Rousseff o Temer, por lo que ninguno de ellos debe responder por ellas.

La respuesta más vigorosa a ese argumento la dio el magistrado Luis Fux, quien votó por la condena y lamentó que un "artilugio jurídico" llevase a la corte a "ignorar la realidad" y "dejar de hacer justicia".

El fallo puede aliviar la enorme presión que existe sobre Temer, aunque no elimina el otro frente jurídico que tiene abierto en el Supremo, que le investiga por los supuestos delitos de corrupción, obstrucción a la justicia y asociación ilícita.

Esas sospechas, que se desprenden de confesiones hechas por el grupo JSB, que dice haber sobornado a Temer desde 2010, han llevado a la oposición y sectores de su propia base a exigir su renuncia.

Algunas formaciones del arco oficialista, como el influyente Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), habían manifestado que esperarían al fallo de la justicia electoral para definir si continuarán junto a Temer.

Esa decisión aún está pendiente, aunque según fuentes del PSDB ahora no dependerá sólo de lo ocurrido en la corte electoral, sino también de la investigación en la Corte Suprema.

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