El presidente estadounidense, Donald Trump, propuso ayer al Congreso una ley que privatice el control del tráfico aéreo, en el inicio de una semana de anuncios sobre inversiones en infraestructuras con los que intenta eludir las críticas a su gestión.
La iniciativa de privatización del control del tráfico aéreo arrebatará esa competencia al gobierno federal y la entregará a una entidad privada sin ánimo de lucro que será supervisada por la Administración Federal de Aviación (FAA), actualmente responsable de las torres de control, además de tener funciones de regulador.
La medida pretende “llevar al tráfico aéreo de Estados Unidos al futuro de una vez por todas (...) Estamos proponiendo reducir los tiempos de espera, incrementar la eficiencia en las rutas y [lograr] menores retrasos”, dijo el mandatario.
El presidente estadounidense consideró que en la actualidad el sistema de tráfico aéreo no está preparado para abordar innovación y está plagado de “retrasos inaceptables” lo que cuesta, según dijo, “miles de millones de dólares y es un lastre para el desarrollo económico”.
Trump aseguró que con el nuevo modelo, que ya está en marcha en varias decenas de países en todo el mundo, la FAA se centrará en la seguridad y abandonará las labores del control del tráfico aéreo, permitiendo abordar las inversiones en innovación necesarias para el sector.
La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee-Sanders, indicó que la prioridad es que con esta nueva entidad se puedan abordar inversiones como el paso de navegación aérea por radar a satelital GPS, lo que permitiría rutas más directas.
“Washington ha sido incapaz de actualizar los sistemas de control de tráfico aéreo de radio terrestre y radar pese a 14 años de intentos”, aseguró la portavoz, que cifró el coste de los retrasos en 25 mil millones de dólares al año.
Asimismo, la Casa Blanca consideró que la liberalización del control del tráfico aéreo permitirá avanzar en tecnologías como la introducción de aviones no tripulados en el sector de la aviación convencional.
En el pasado, el Congreso ya debatió una propuesta de ley republicana similar, que no prosperó por los recelos entre senadores sobre si la iniciativa afectaría a la seguridad nacional en el ámbito aéreo y encarecería el precio de los billetes, ya que la nueva entidad estaría financiada por tasas sobre la venta de vuelos.
El presidente de FlyersRights, la mayor organización que representa los intereses de los viajeros aéreos, Paul Hudson, dijo que esta propuesta “entregará a las aerolíneas el control de activos públicos clave y les permitirá obtener nuevos ingresos por tasas e impuestos”.