Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Libia y Yemen decidieron ayer cortar relaciones diplomáticas con Qatar, al que acusan de apoyar el terrorismo. Esta crisis en la región del Golfo puso una vez más en la mira al Mundial de Futbol que el país organizará en 2022.

Riad anunció la ruptura de relaciones y el cierre de todos los puertos terrestres, marítimos y aéreos a todos los medios de transporte procedentes y que se dirijan a Qatar, que sólo tiene frontera terrestre con Arabia Saudita. Además, prohibió a sus ciudadanos que viajen al emirato y pidió a sus connacionales en esa nación que la abandonen en un plazo de 14 días.

Los qataríes no podrán entrar a Arabia Saudita y los residentes oriundos de Qatar tendrán que salir del reino antes de dos semanas.

Riad justificó estas medidas por las “graves violaciones” de Qatar que “ponen en peligro la soberanía” saudita, así como por su apoyo a “organizaciones terroristas”, entre las que citó a los Hermanos Musulmanes, el Estado Islámico (EI) y Al-Qaeda.

Riad anunció estas medidas a la vez que Egipto, donde gobernaron los Hermanos Musulmanes hasta el golpe militar de julio de 2013. El gobierno de El Cairo acusó una vez más a Qatar de apoyar a los terroristas y de intervenir en sus “asuntos internos”. Dio 48 horas para que el embajador qatarí se marche del país y su representante en Doha abandone el emirato.

EAU se unió al boicot diplomático para “salvaguardar los intereses” de sus aliados del golfo Pérsico y cerrará su espacio aéreo y marítimo a los qataríes, a los que les dio un plazo de 48 horas para salir. Asimismo, pidió a sus ciudadanos que no viajen a Qatar.

El pequeño reino de Bahréin romperá las relaciones, cerrará sus fronteras y espacios aéreo y marítimo en las próximas 24 horas. Aseguró que las “prácticas peligrosas” de Qatar no sólo se han limitado al reino, sino también a “nuestros países hermanos”.

El gobierno libio, aliado de El Cairo, y el yemení, que apoya a Riad, se unieron contra Qatar, que también ha sido expulsado de la coalición árabe liderada por Arabia Saudita que interviene en el Yemen contra de los rebeldes hutíes.

Ante la crisis, el presidente de la Federación Alemana de Fútbol (DFB), Reinhard Grindel, no descartó la posibilidad de impulsar un boicot al Mundial de Qatar 2022. “Aún faltan cinco años (...) Pero una cosa es segura: la comunidad del fútbol debería estar de acuerdo en que no se pueden jugar grandes torneos en países que apoyen el terrorismo”, señaló.

Varias líneas aéreas anunciaron la suspensión de sus vuelos a Qatar, como Etihad Airways y Egyptair. Mientras que Qatar Airways canceló sus viajes a los países del boicot.

Irán reacciónó a la crisis. Es “dañina y peligrosa para los intereses regionales”, dijo el portavoz del Ministerio de Exteriores de Teherán, Bahran Ghassemi. “Ésta es quizá la primera brecha en la coalición [contra Irán] y quizá el primer resultado de la danza de espadas en Riad”, tuiteó Hamid Aboutalebi, el vicejefe del Estado mayor iraní.

El secretario estadounidense de Estado, Rex Tillerson, pidió a los países del Golfo que se mantengan unidos. “Ciertamente, alentaríamos a las partes a sentarse juntas y hacer frente a estas diferencias”, dijo.

Analistas iraníes consideran que la felicitación del emir de Qatar, Tamim bin Hamid al Thani, al presidente iraní, Hassan Rohani, tras su reelección en mayo fue el punto de partida de su aislamiento. También a finales de ese mes la agencia de noticias estatal de Qatar publicó un artículo que afirmaba que Al Thani criticaba a los países vecinos y señalaba que Irán era una “potencia regional islámica”. Después el Ministerio de Exteriores qatarí explicó que habían hackeado su web y difundido datos falsos.

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