Colombia cerró ayer uno de los capítulos más simbólicos en su camino hacia la paz y la reinserción, con la culminación de la dejación de las armas por parte de los elementos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El presidente Juan Manuel Santos y los jefes guerrilleros acudieron a una ceremonia en el centro del país, donde observadores de la ONU sellaron los últimos contenedores con algunos de los 7 mil 132 fusiles recolectados en campos rebeldes de todo el país durante las últimas semanas.
Naciones Unidas había asegurado el lunes que las FARC habían dejado en su poder todas sus armas individuales como parte del proceso de paz entre el gobierno y el mayor grupo guerrillero de Colombia, salvo las necesarias para mantener la seguridad de sus campamentos hasta agosto.
“No le fallamos a Colombia: hoy dejamos las armas”, aseguró el máximo líder rebelde, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, quien proclamó un “adiós a las armas, adiós a las guerra. Bienvenida la paz”.
También aprovechó su discurso para reclamar al gobierno el incumplimiento de los puntos de los acuerdos de paz. “Hoy termina nuestro alzamiento armado de 53 años, hoy no termina la existencia de las FARC”, declaró.
Por su parte, el presidente Santos dijo a los ex combatientes: “Al depositar las armas que ustedes tenían en los contenedores de Naciones Unidas, los colombianos y el mundo entero saben que la paz es real e irreversible”.
En la zona de desarme de Mesetas, donde se celebró el acto en un sitio ubicado a kilómetros de la ciudad más cercana por carretera, ya ningún rebelde cargaba su fusil. En lugar de sus uniformes militares, todos vestían camisetas blancas. Como parte de la ceremonia fueron liberadas mariposas amarillas en celebración de la paz.
Diez guerrilleros recibieron simbólicamente certificados por haber dejado sus fusiles pero nadie salió ante las pantallas entregando su arma.
Como parte de las negociaciones, las FARC dejaron claro que no querían presentarse ante el mundo como un ejército derrotado.
Ahora, los esfuerzos de la misión de la ONU en Colombia se concentran en vaciar cientos de arsenales con explosivos y armas ocultas por los guerrilleros en las selvas del país.
El ex presidente Álvaro Uribe cuestionó abiertamente que las FARC hubieran entregado todo su arsenal, señalando que siempre se hablaba de muchas más armas.
El siguiente paso. Las 26 zonas de desmovilización instaladas en todo el país, donde están concentrados los ex combatientes de las FARC, deberán desmantelarse para el 1 de agosto. A partir de ahí, los rebeldes empezarán su transición hacia la vida civil.
Como parte del acuerdo, los acusados de delitos atroces comparecerán ante tribunales especiales de paz y evitarán ir a la cárcel si confiesan sus crímenes de guerra. Esas zonas se dedicarán a implementar proyectos agrícolas y las FARC participarán con el gobierno a impulsar planes de sustitución de cultivos ilícitos.
Además, las FARC deberán integrarse en un partido político, una de las decisiones que más polémica ha generado del proceso de paz.