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El célebre minarete inclinado de Al Habda y la histórica mezquita de Al Nuri, ambos con más de 800 años de antigüedad en Mosul, yacían ayer en ruinas, tras ser destruidas por militantes de Estado Islámico (EI), un acto que la ONU y Estados Unidos calificaron de un ataque al patrimonio mundial.
La portavoz del Departamento de Estado de EU, Heather Nauert, afirmó que la destrucción de esta mezquita “es otra prueba de que el EI no tiene respeto por la identidad, la cultura o la religión iraquí” y añadió: “Este acto despreciable es un crimen no sólo contra la gente de Mosul e Irak sino del mundo (...) se ha perdido otra parte importante del patrimonio a manos del EI”.
El primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, afirmó que la destrucción de la mezquita de Al Nuri y su antiguo minarete es una “declaración oficial de derrota” por parte del EI.
El enviado especial de Naciones Unidas (ONU) en Irak, Jan Kubis, consideró también en un breve comunicado que el hecho pone en evidencia la “desesperación” del Estado Islámico y “señala su final”. La directora de la Unesco, Irina Bokova, afirmó que “esta nueva destrucción agrava las heridas de una sociedad de por sí afectada por una tragedia humana sin precedentes” y garantizó el compromiso de la agencia de la ONU en “ayudar, restaurar y rehabilitar el patrimonio cultural”.
La demolición del recinto religioso en la ciudad vieja de Mosul se suma a una larga lista de monumentos históricos y patrimonio de valor inestimable destruidos por el Estado Islámico en sus tres años de control de partes de Irak y Siria.
Los habitantes de Mosul expresaron su sentimiento de rabia por la destrucción de la mezquita y su contiguo minarete, conocido por los iraquíes como “el jorobado”. “A primera hora de la mañana subí al techo de mi casa y me sorprendí de que el minarete ya no estaba”, dijo un trabajador que vive en el barrio de Khazraj, cerca de la mezquita. “Sentí que había perdido a un hijo”, agregó.
La explosión que voló el templo ocurrió la noche del miércoles, cuando fuerzas iraquíes apoyadas por Estados Unidos profundizaban su batalla para retomar la Ciudad Vieja de Mosul, muy cerca de la mezquita, que posee un enorme valor simbólico para el Estado Islámico porque es desde donde el líder de los militantes, Abu Bakr al-Baghdadi, proclamó en 2014 un “califato” que ocupaba vastas áreas de Irak y Siria.
Algunos analistas señalan que la ruina de esta mezquita medieval puede acelerar las operaciones para expulsar a Estado Islámico de lo que ha sido su bastión en Irak. Otros también creen que la decisión de devastarla indica que los militantes yihadistas están al borde del colapso.