La fotógrafa Paola Paredes retrato los procedimientos que usan las instituciones que prometen “curar” la homosexualidad y que operan de manera clandestina en Ecuador .
Estas instituciones se disfrazan de clínicas para tratar el alcoholismo y otras adicciones .
Agrega que en Ecuador hay más de 200 “hospitales” que por 800 dólares al mes dicen que “curan” la homosexualidad a base de tortura emocional y física.
La obra de Paredes se llama “Hasta que cambies ” y retrata los tratamientos que reciben los “pacientes” que llegan a estos centros con el fin de que cambien de orientación sexual.
La fotógrafa entrevistó a varias mujeres que fueron encerradas en estos lugares y las cuestionó sobre las torturas y agresiones a las que estaban expuestas.
Además, la artista acudió a un centro y pidió informes para saber los tratamientos que usaban, con esta información recreó los escenarios que le platicaron y creó su muestra fotográfica.
En su página de internet, Paredes cuenta que la mayoría de estos centros permanecen abiertos porque están disfrazados de instalaciones de tratamiento para alcohólicos y drogadictos.
Señala que las personas son encerradas en contra de su voluntad , muchas veces con ayuda de sus familias, y que están sujetos a tortura emocional y física, como alimentación forzada, golpes y violación "correctiva".
“Pasé seis meses entrevistando a una mujer que había estado encerrada en una de estas clínicas durante meses”, detalla Paredes.
Cuenta que las la prohibición estricta de la cámara dentro de estos lugares la llevaron a contar las historias de una forma que sería imposible mediante las prácticas de documentación tradicionales.
Afirma que si su familia no la hubiera aceptado cuando les reveló su homosexualidad, ella hubiera podido ser una de esas “prisioneras”.
“Incorporé mis propias emociones y experiencias con métodos teatrales para explorar el abuso de las mujeres en estas instituciones, realizando una serie de imágenes basadas en el testimonio de las mujeres que entrevisté”, dice.
El objetivo de las imágenes, agrega, es darse cuenta de lo que nunca podrá ser visto.
Recalca que en estas clínicas se usan píldoras y libros de oración para lograr la “conversión”.
Además, las mujeres son obligadas a "usar maquillaje, faldas cortas y tacones altos, para practicar caminar como 'mujeres reales'". También son torturadas con cuerdas o guantes de goma bajo cualquier pretexto.
Con estas fuertes imágenes y su aún más intensa descripción, la fotógrafa hace un llamado a la sociedad para cambiar la idea que se tiene hacia este sector de la sociedad en Ecuador.
“Ni las leyes ni las protestas han cambiado las actitudes de mi país, y hasta que la sociedad ecuatoriana pueda aceptar el derecho humano a la orientación sexual o la identidad de género, sólo queda esta llamada enfermedad que tratarán de curar”, concluye.
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