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Los dos han abandonado la región mayoritariamente musulmana de Chechenia pero aún temen ser perseguidos. Hablaron con la agencia Reuters con la condición de que sus verdaderos nombres no se revelaran y sus voces y caras fueran protegidas.
Uno de ellos, a quien llamaremos Anzor, dijo que fue detenido mientras viajaba junto a otros hombres de una villa chechena hacia la capital, Grozny, en febrero.
“Encontraron medicamentos a uno de los chicos”, dijo a la Reuters. Viendo sus anillos y brazaletes, los policías le preguntaron si era “maricón” y lo golpearon severamente, dijo durante la entrevista.
“Luego me… me obligaron a atar un cable de mi meñique a mi dedo pequeño del pie. Fui obligado a hacerlo yo solo, a amarrar los cables. Luego ellos comenzaron a darme shocks eléctricos”, afirmó.
Aunque los hechos narrados no pudieron ser verificados de manera independiente por Reuters, sí encajan en el patrón de persecución descrito por otras fuentes.
El presidente de Chechenia , Ramzan Kadyrov -que es respaldado por Moscú- ha rechazado que los derechos humanos sean violentados de manera rutinaria en la región. Su vocero, Alvi Karimov, dijo que esos ataques a la comunidad homosexual no pudieron ocurrir porque no existe “esa clase” de gente en Chechenia.
El medio ruso Novaya Gazeta reportó en abril que las autoridades chechenas habían detenido a cerca de 100 homosexuales o que suponían eran gays y los habían torturado al menos tres de ellos fueron asesinados, reportó el Novaya.
Los críticos del Kremlin consideraron que el reporte era una prueba más de que Moscú permite a las autoridades chechenas gobernar la región -que ha sido consumida por dos guerras desde la desintegración de la Unión Soviética en 1991- como un reino feudal a cambio de mantener suprimido el sentimiento separatista y radical islámico.
El segundo checheno que denunció abusos y se identificó como Ramzan, dijo que había sido detenido en abril por la policía, que le pidió los nombres, direcciones y lugares de trabajo de sus amigos gay. Ramzan aseguró que fue golpeado cuando se negó a obedecer y agregó que se salvó de una tortura más seria diciendo que uno de sus tíos era un funcionario castrense.
Pero esa declaración puso su vida en peligro más tarde, cuando la policía lo entregó sus familiares, quienes, según su dicho, l o esposaron a un radiador en una casa del pueblo.
“Sólo les quedaba una cosa por hacer: deshacerse de mí, porque era una vergüenza para la familia de un militar. (En Chechenia) sólo tenemos una manera de resolver esto”.
Dijo que logró escapar con la ayuda de su hermana.
Nikita Safronov, un activista LGBT con sede en Moscú, dijo que casi 100 personas de Chechenia ya se habían puesto en contacto a través de una línea telefónica LGBT y que más de 40 habían sido “evacuadas”. Algunos ya habían abandonado Rusia, agregó.