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El presidente Donald Trump anunció hoy que Estados Unidos se retirará del Acuerdo de París, sobre el cambio climático sería una victoria para la economía de Estados Unidos.
Muchos economistas tienen grandes dudas al respecto.
A decir de esos expertos, el acuerdo podría contribuir a la generación de aproximadamente la misma cantidad de puestos de trabajo en el campo de la energía renovable que los que eliminaría en las industrias contaminantes.
Washington se salió del pacto, según anunció Trump, pues dice que busca proteger empleos de la vieja escuela vinculados a la hulla y el petróleo.
El país correrá el riesgo de perder la oportunidad de encabezar al mundo en el desarrollo de tecnología amigable con el ambiente y la correspondiente generación de puestos de trabajo.
Lo que es más, a largo plazo, el cambio climático mismo amenaza con imponer enormes costos a la economía del país.
“Retirarse del Acuerdo de París difícilmente creará empleos en Estados Unidos”, declaró Cary Coglianese, profesor de la Universidad de Pensilvania y editor del libro “Does Regulation Kill Jobs?” (¿Las reglamentaciones eliminan empleos?).
“Aun cuando en ocasiones las normativas ambientales específicas pueden causar la pérdida de empleos, también pueden propiciar y propician la creación de nuevos puestos de trabajo, un resultado que equivale más o menos a un empate”, agregó.
El Acuerdo de París encontró un sorprendente apoyo entre las grandes compañías, desde las petroleras Exxon Mobil y Royal Dutch Shell hasta otras empresas gigantes como Walmart y Apple.
“Necesitamos un marco de trabajo como ese para enfrentar el desafío y el peligro del cambio climático”, declaró Darren Woods, director general de Exxon Mobil.
De la misma forma, el director general de Shell, Ben Van Beurden, dijo a la red radiofónica NPR a principios de mayo que abandonar el Acuerdo de París genera el riesgo de crear “imprevisibilidad”, la cual le dificulta a las empresas la toma de decisiones.
Elon Musk, director general del fabricante de vehículos eléctricos Tesla y de la compañía aeroespacial SpaceX, tuiteó que él podría retirarse de dos consejos de asesores de la Casa Blanca de los que forma parte si Trump abandonaba el Acuerdo de París.
En dicho tratado, casi 200 naciones aceptaron en 2015 reducir voluntariamente las emisiones de gases de efecto invernadero en un pacto histórico para combatir el cambio climático.
El acuerdo se convirtió en uno de los logros distintivos del presidente Barack Obama. Sin embargo, Trump prometió durante su campaña rechazar el pacto que dijo implicaría aplicar políticas ambientales más estrictas que podrían perjudicar la economía y costar puestos de trabajo.
Según los economistas, dejar el Acuerdo de París y reducir los esfuerzos para controlar las emisiones difícilmente redundará en una gran creación de empleos.
De acuerdo con un estudio de Eli Berman y Linda Boui, publicado en 2001 cuando ambos estaban en la Universidad de Boston, “no se encontró evidencia de que las normativas locales sobre la calidad del aire hubieran reducido sustancialmente los puestos de trabajo” cuando Los Ángeles impuso restricciones ambientales más estrictas.
“Sin duda las normativas acarrean costos, pero no son un impulsor primario del empleo”, dijo Michael Greenstone, economista de la Universidad de Chicago.
Las industrias contaminantes como la del petróleo y el carbón mineral están altamente automatizadas y es improbable que se embarquen en una racha de contrataciones incluso ahora que EU se retiró del Acuerdo de París, aseguran los expertos.
“El posible número de empleos que uno puede crear en las industrias relacionadas con los combustibles fósiles es limitado, mientras que el posible número de empleos que se crearían en las tecnologías verdes... en principio, es ilimitado”, dijo Bart van Ark, economista en jefe del Conference Board, un grupo empresarial de investigación.
De hecho, Estados Unidos emplea más personas en el campo de la energía solar (casi 374 mil) que en la hulla (poco más de 160 mil), según el Departamento de Energía.
“La percepción de que tenemos que decidir entre crear empleos o enfrentar el cambio climático es una alternativa falsa”, dijo Dean Garfield, presidente del grupo tecnológico ITI.
“Nuestra industria de energía limpia está creciendo y emplea a millones de estadounidenses en trabajos bien remunerados tanto en los estados partidarios de los republicanos como en los que respaldan a los demócratas al tiempo que suministra energía a más de nuestras empresas y comunidades”, agregó.
“Todavía no es demasiado tarde para que el presidente mantenga el curso y trabaje con la industria tecnológica a fin de garantizar que continúe la generación de empleos para los estadounidenses en el campo de la energía limpia y que el liderazgo de Estados Unidos no sea segundo lugar frente a nadie en innovación”, señaló.
Muchas compañías grandes afirman que deben tomar decisiones de inversión de largo plazo basadas en el supuesto de que la mayoría de las naciones endurecerán las normas ambientales. En consonancia, esos países han aumentado la inversión en tecnologías verdes.
“El sector empresarial mantiene su avance de cualquier manera”, declaró van Ark. “Las compañías que están en esto lo hicieron a largo plazo. No sólo por cuatro años, el período de un presidente” en Estados Unidos.
General Electric, por ejemplo, tiene pensado invertir 25 mil millones de dólares en investigación y desarrollo de tecnologías limpias desde este momento hasta el 2020.
“Nosotros creemos que el cambio climático es real y que los datos científicos que lo respaldan tienen acogida en general”, escribió el director general de GE, Jeffrey Immelt, a los empleados en un blog en marzo. “Nuestros clientes, socios y países exigen tecnología que genere energía a la par de reducir las emisiones, mejorar la eficiencia energética y bajar los costos”.
Los economistas también han advertido que el cambio climático podría tener consecuencias devastadoras en la economía global. Las sequías y la escasez de agua podrían debilitar el crecimiento. El aumento del nivel de los mares podría inundar ciudades y tierras agrícolas ubicadas en tierras bajas.
Según un informe de 2015 de Marshall Burke, de la Universidad de Stanford, y Sol Hsiang y Ted Miguel, de la Universidad de California en Berkeley, el cambio climático podría reducir 20% la producción económica mundial para 2100, cinco veces más que las proyecciones previas.
“El cambio climático global es una amenaza para la economía”, dijo Mark Zandi, economista en jefe en Moody's Analytics. “Todo lo que hagamos que funcione para reducir el calentamiento global es positivo para la economía”. Todo lo que retrase la lucha contra el cambio climático es “negativo para la economía”.
lsm