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Con la determinación de cerrarle al paso al nacionalismo xenófobo y antieuropeísta que representa Marine Le Pen, Nuria Pérez, originaria de la Ciudad de México, participará mañana en la segunda ronda de las presidenciales francesas.
Si bien simpatiza con la derecha republicana, que quedó eliminada bajo el liderazgo de François Fillon, la consultora dice a EL UNIVERSAL que optar por el Frente Nacional (FN) es escoger por el “odio y el extremismo”.
De allí, continúa, que Emmanuel Macron, líder del movimiento En Marcha, sea la única opción ante la amenaza que supone para la democracia francesa y para Europa el que Le Pen gane el Elíseo. “El odio, el racismo, el nacionalismo extremo que se generó en Estados Unidos con la llegada de Trump se puede generar también en Francia de manera exponencial”, dice a este diario la jefa de proyecto en una filial del banco BNP Paribas.
“Incluso, si llega a ganar Le Pen, no sé si me quedo”, reconoce Pérez, quien llegó a la capital francesa en el verano de 1993 para aprender francés y decidió quedarse ante la crisis económica que golpeaba a México. En las elecciones sólo pueden votar los mexicanos con ciudadanía francesa.
Ana Cecilia Hornedo, nacida en Rincón de Romos, Aguascalientes, y con dos décadas residiendo en Francia, docente en la Gran Escuela de Ingeniería Civil de París, dice sentirse “perpleja” y “acorralada” ante el “posfascismo” que encarna Le Pen y su intento por banalizar su vínculo totalitario en complicidad con los medios de comunicación. A Hornedo, quien se identifica con los principios del Partido Socialista, tampoco le convence el candidato centrista de 39 años.
Le preocupa su propuesta de profundizar la controvertida reforma laboral conocida como Ley El Khomri, ya que facilita el despido del trabajador, así como su falta de reclamo a la Unión Europea para que recupere su proyecto humanista y social. “Me da mucho miedo que llegue Le Pen, por lo que voy a votar por Macron para poder ser oposición de Macron. Será un voto útil”.
“Pero si Macron no escucha a todas esas personas que se han quedado atrás y se sienten excluidas por el sistema, me temo que en cinco años tendremos a un Le Pen presidente, pero a 100%”, sostiene durante una conversación en el café Gambetta.
Como muchos de los simpatizantes del movimiento de izquierda alternativa Francia Insumisa, liderado por Jean Luc Mélenchon, el mexicano José Manuel Aguirre se planteó para este domingo la abstención o el voto en blanco como una opción justificada para manifestar su desacuerdo por los candidatos que pasaron al balotaje.
Sin embargo, concluyó que un voto a Macron no será uno de adhesión a su proyecto de “deriva liberal”, sino uno funcional. “Ninguno de los dos comulga con mis ideas, en lo absoluto (…), pero creo que con Macron podrá ser más fácil bloquear sus iniciativas”, sostiene el profesor universitario de español, padre de gemelas y participante por segunda ocasión en unas presidenciales galas. “[El FN] pinta ser muy autoritario y es posible que use el pretexto de algún atentado para tomar medidas que nos amarren las manos y no nos permitan actuar”.
Clémence Zamora Cruz, poblana transgénero viviendo en París con reconocimiento oficial de su identidad de género, promueve abiertamente el voto contra el FN. Sostiene que a nivel de derechos humanos, de los migrantes, los indocumentados y las minorías, “sería catastrófico” que gane un partido que lleva el fascismo en su ADN.
La portavoz de la asociación de homosexuales, lesbianas, bisexuales y transexuales Inter-LGBT, indica que si bien Macron encarna un programa liberal, al menos las garantías de protesta prevalecerán, así como las instituciones democráticas seguirán operando permitiendo la continuidad de la lucha hacia la equidad. “El FN es un partido racista que es intolerante ante otras confesiones religiosas que no son católicas, es un partido que manipula la desesperación y la precariedad de las personas para poner, a segmentos de la población, los unos contra los otros. Por eso, el voto debe ser para derrocar al FN y sus ideas, pero sobre todo para proteger a las personas minoritarias”.
Macron se impuso en la primera vuelta con 24% de los votos frente a 21.30% de Le Pen. Marine llega a la pelea por la corona presidencial en mejor forma que su padre, Jean-Marie, en 2002, como resultado de una campaña de cinco años en la que ha intentado maquillar la imagen del FN como movimiento racista.
Sin embargo, los mexicanos votantes consultados por este diario no caen en la trampa, son conscientes de que la xenofobia, la exclusión y el autoritarismo son su patrimonio ideológico y la columna vertebral del partido.
“Si llegara Le Pen a la presidencia, sería muy triste para este país, para Europa y para el mundo”, enfatiza Cecilia Hornedo.