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La humedad es sofocante, el calor es insoportable y la lluvia es torrencial. El vaporoso panorama es el decorado de Florencia, capital del sureño departamento de Caquetá y famosa como “la puerta de oro de la Amazonía” en Colombia. Y allí tiene su base de trabajo el coronel mexicano Ramón Guardado Sánchez, de 47 años, originario de Veracruz y con 31 años de servicio en el Ejército de México.
Guardado es jefe de la sede regional de observación militar, policial y civil de la ONU en Florencia y localidades vecinas, una de las tres piezas del Mecanismo de Monitoreo y Verificación (MMV) del acuerdo de paz. Las otras dos son el gobierno y la guerrilla de las FARC.
¿Qué representa cumplir esta misión a nombre de México?
—Para nosotros, y para mí en lo particular, es una gran responsabilidad venir en representación de México y participar en un proceso tan importante. Entiendo perfectamente la trascendencia del proceso en el que participamos para traerle paz a una tierra que durante más de medio siglo ha estado en conflicto. No podríamos dejar de considerar esto como una gran responsabilidad y en consecuencia hemos tratado de actuar con profesionalismo.
¿Cómo ha sido la recepción del pueblo colombiano?
—Definitivamente que la gente entiende muy bien cuál es el papel que desempeñamos en todo el proceso. El pueblo colombiano ha sido muy receptivo a la presencia de México. Siempre que nos identificamos como mexicanos la respuesta ha sido muy favorable. El pueblo colombiano guarda mucha simpatía hacia México y el pueblo mexicano, nos encontramos muy cercanos en el corazón de los colombianos. Entonces, la recepción en todas las instancias ha sido fabulosa.
¿Cuáles son los principales retos?
—Hay muchos. Realmente es un trabajo complicado y es complejo, porque tenemos que trabajar con personalidades de países e idiosincrasias muy diferentes, en un marco legal restrictivo y tratando de ser muy diplomáticos en nuestro trato con todos los diferentes grupos que están presentes en la sociedad colombiana y que en ocasiones guardan posiciones polarizadas respecto al conflicto y al proceso. No como personas, pero sí como parte de esos grupos.
Tener la sensibilidad de tratarlos a todos bajo los principios del funcionamiento de Naciones Unidas y de la misión es un trabajo que requiere mucha dedicación. Más que nada en lo material, pues en las cuestiones logísticas es un país que tiene una geografía complicada.
El clima no ayuda tampoco. Pero eso se puede sobrellevar.
¿Es irreversible la paz en Colombia?
—Definitivamente. La paz llegó para quedarse y eso está en la conciencia de toda la gente y a eso es a lo que estamos apostándole todos los participamos en el proceso, que haya una paz estable y duradera (...) Desde el gobierno de México hasta los funcionarios que estamos destacados en este país, la participación de nuestros observadores en la misión, todos estamos trabajando en la misma dirección.