Hombres enmascarados emboscaron ayer un autobús con cristianos coptos que viajaban a un monasterio al sur de la capital egipcia y mataron a por lo menos 28 personas, además de herir a otras 22, por lo que Egipto respondió con un ataque aéreo contra, lo que afirman, son bases de entrenamiento de grupos extremistas en Libia.
El presidente egipcio, Abdul Fatah al-Sisi, anunció las acciones de represalia horas después de que el autobús fuera baleado con ametralladoras en un camino remoto del desierto, ataque del cual se sospecha fue autoría de extremistas del Estado Islámico (EI) a bordo de tres camionetas.
“Lo que vieron hoy [ayer] no quedará impune. Se ha lanzado un ataque extremadamente doloroso a las bases. Egipto nunca dudará en atacar bases terroristas en donde sea”, afirmó Al-Sisi en un discurso por televisión.
El mandatario hizo un llamado al presidente estadounidense, Donald Trump, para que encabece una guerra mundial contra el terrorismo. Desde Italia, donde se encuentra en su primera gira presidencial en el extranjero, Trump dijo que “el derramamiento de sangre cristiana debe cesar” y acusó a los terroristas de haber emprendido “una guerra contra la civilización; todos quienes valoran la vida deben enfrentar y derrotar a este demonio”.
El ataque, en la provincia de Minia, coincide con la ofensiva lanzada hace meses por la rama del EI contra la minoría copta en Egipto. La organización extremista quiere multiplicar los ataques contra esos cristianos, que representan cerca de 10% de los más de 90 millones de egipcios.
El Ministerio del Interior indicó que los asaltantes iban a bordo de tres pick up cuando abrieron fuego contra el autobús, el cual se dirigía al monasterio de San Samuel, a más de 200 kilómetros al sur de la capital. La emboscada al autobús fue el cuarto ataque letal en contra de los cristianos en Egipto desde diciembre pasado. Entre los muertos hay dos niñas, de dos y cuatro años, informaron las autoridades. Ayer mismo se realizaron los entierros de las víctimas, en medio de llantos y gritos de ira.
Canales de televisión locales mostraron un autobús aparentemente acribillado a balazos y manchado de sangre, y en el suelo podían verse ropas y zapatos tirados. El ataque coincidió además con el inicio del mes sagrado musulmán del Ramadán.
El gobierno de México, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), condenó el atentado y manifestó sus condolencias y solidaridad con el pueblo egipcio. El papa Francisco mostró su conmoción por lo que llamó un “acto de odio insensato y un “ataque bárbaro”.
En respuesta al ataque, Aviones de la fuerza aérea egipcia bombardearon campos en Libia donde el gobierno de Al-Sisi cree que fueron entrenados los milicianos responsables de la agresión a los cristianos coptos. En un discurso televisado, Al-Sisi dijo que ordenó las incursiones contra lo que llamó campos de terroristas, declarando en un discurso televisado que los Estados que patrocinan el terrorismo deben ser castigados y que no dudará en lanzar más operaciones, dentro o fuera de las fronteras del país, contra campos donde se hayan entrenado quienes atenten en suelo egipcio.
Fuentes oficiales dijeron que seis incursiones tuvieron lugar casi al anochecer cerca de la ciudad de Derna, en el este libio, controlada por el Consejo Shura, una milicia próxima a la red terrorista Al-Qaeda, pero no al EI. No se reportaron víctimas.