De Yakarta a Túnez, pasando por Mosul, este sábado empieza para mil 500 millones de musulmanes el Ramadán, mes sagrado de ayuno y rezos.

Durante 29 o 30 días, los creyentes se abstendrán de comer, beber, fumar y tener relaciones sexuales desde el alba hasta el atardecer, cuando romperán el ayuno con un banquete, normalmente abundante.

Sin embargo, en muchos países, especialmente de Oriente Medio, la violencia o las dificultades económicas ensombrecen las celebraciones de este año.

Así, en la ciudad afgana de Jost murieron este sábado 13 personas, entre civiles y militares, tras un atentado con coche bomba reivindicado por los talibanes y que tenía como objetivo una milicia financiada por la CIA.

En Libia, el inicio del ramadán coincidió con un repunte de la violencia en Trípoli, donde el viernes los grupos rivales intentaron recuperar sus posiciones en el centro de la ciudad. El balance de las autoridades es de 28 muertos mientras que las fuerzas leales al Gobierno de Unión Nacional (GNA) lamentaron 52 bajas entre sus filas.

"Es su regalo a los ciudadanos por el mes del ramadán", denunció el GNA.

Para los habitantes del oeste de Mosul, el inicio del mes santo no supone ningún respiro, después de que las fuerzas iraquíes anunciaran este sábado haber lanzado una ofensiva simultánea sobre varios barrios que todavía están controlados por los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI).

En Yemen, el emisario de Naciones Unidas, Ismail Uld Sheij Ahmed, no consiguió que los rebeldes chiitas hutíes y las fuerzas gubernamentales hicieran una tregua con motivo del ramadán.

Los civiles pagan un alto precio por el conflicto en ese país, dado que 19 millones de persones, es decir el 60% de la población, viven en situación de inseguridad alimentaria, según la ONU.

El inicio del ramadán también sumergió a Egipto en el luto tras un atentado reivindicado por el EI la noche anterior. En este caso, el objetivo eran los cristianos coptos y murieron 29 personas en la ciudad de Menia (centro).

El mufti de Egipto, Mohamed Mojtar Gomaa, anuló el viernes por la noche la ceremonia de celebración que cada año acompaña la observación de la luna y el anuncio del mes santo.

"Pese al corazón roto y las lágrimas en los ojos, deseo a todos mis amigos un feliz ramadán", escribió este sábado por la mañana en su página de Facebook Nabil Hakim, un egipcio copto que vive en Estados Unidos.

Por su parte, el actor Abas Abul Hasan lamentó que el Estado no haya suspendido, por respeto a las víctimas, la "difusión de todas las series de televisión" que invaden las pantallas de los televisores durante el ramadán.

El presidente estadounidense Donald Trump deseó "un feliz ramadán a todos los musulmanes" e instó a rechazar la violencia que exaltan los extremistas y a obrar por la paz, en un comunicado publicado el viernes.

El rey Salmán de Arabia Saudita calificó el islam de "religión de misericordia, moderación y coexistencia pacífica", en un discurso dirigido a los sauditas y los musulmanes que publicaron los medios de comunicación de Riad.

En el país del Golfo, las compañías y los particulares ofrecen, sobre todo en las mezquitas, una comida gratuita de ruptura del ayuno a muchos empleados extranjeros de confesión musulmana u otra.

El presidente de Túnez, Beji Caid Essebsi, afirmó el viernes por la noche en la televisión que las autoridades habían hecho "un esfuerzo especial" para rebajar los precios de ciertos productos alimentarios con motivo del ramadán, dado que "el poder adquisitivo es un poco más débil".

Muchos creyentes hacen grandes compras de alimentos para el banquete que se toma en familia o entre amigos durante el mes santo.

En el centro de Túnez, como en cada ramadán, ciertos cafés han recubierto sus escaparates con papel de periódico para permitir que aquellos que no ayunan puedan tomar un café o fumar a salvo de las miradas.

En Indonesia, el país con más musulmanes del mundo, las autoridades han aplastado miles de botellas de cerveza y licor para recordar que el consumo de alcohol es contrario a los principios del islam.

Este año el ramadán corre el riesgo de ser demasiado angustioso, ya que se desarrolla en el periodo con los días más largos del año y las temperaturas son muy elevadas en la mayoría de los países musulmanes.

Terminará el 25 o 26 de junio, dependiendo del país, con la fiesta del Eid al-Fitr (fin del ayuno).

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