La esposa del presidente de EU, Melania Trump, y la del presidente francés, Brigitte Macron, acapararon hoy el protagonismo de la "otra cumbre", el programa paralelo para consortes lejos de la OTAN y que ha transcurrido entre museos, tiendas de lujo y el Palacio Real.
Mujeres de apariencia y trayectoria muy distinta, tienen una cosa en común: ambas les llevan exactamente 24 años de diferencia con sus maridos, aunque cada una en un sentido distinto.
Melania Trump, de 47 años, es más joven que el presidente estadounidense, mientras que Brigitte Macron tiene casi un cuarto de siglo más que su marido.
Para su primer encuentro, una jornada en la que han podido departir también con otros consortes, como la turca Emine Erdogan o el marido del primer ministro de Luxemburgo, Gauthier Destenay, eligieron "looks" muy distintos, si bien las dos aprovecharon para brillar en un día inusitadamente soleado en Bruselas.
Melania Trump vistió un dos piezas de cuero con cinturón ancho color beige y con apertura delantera de la casa de moda belga Maison Ullens, a juego con unos zapatos de Manolo Blahnik.
El conjunto elegido era muy parecido al que lució este miércoles a su llegada a Bruselas, en el estilo sobrio y monocromático clásico de la esposa del presidente de EU.
Más juvenil e informal, la esposa de Macron, de 64 años, se atrevió con un vestido minifaldero negro, con cinturón bajo a la cadera y bolso y zapatos crema y negro de marroquinería a juego.
Melania Trump dejó al aire su característica cabellera, mientras que Brigitte Macron eligió un recogido.
La esposa de Donald Trump inició el día haciendo papiroflexia con niños enfermos del hospital Reina Fabiola, a los que regaló libros estadounidenses con dedicatoria y puzzles de la Casa Blanca, informó a Efe una fuente de la oficina de la primera dama.
Por la tarde, las esposas de Trump y Macron disfrutaron junto al resto de consortes de una visita privada al museo Magritte, dedicado al surrealista belga mas famoso, una obra de la que la primera dama de EEUU ya era "buena conocedora" y "entusiasta", según explicó a Efe el director de los museos reales de Bélgica, Michel Draguet.
"Melania ya había visto obras de Magritte antes porque el secretario de Estado de Comercio de Trump es uno de los principales coleccionistas del pintor", añadió.
En esa visita estuvo también la mujer del primer ministro de la Eslovenia natal de Melania Trump, Mojca Stropnik, con la que también se la vio departir.
"No puedo revelar conversaciones privadas", dijo Draguet a Efe al ser preguntado sobre si Brigitte y Melania hablaron en inglés o francés dentro del museo, en el que a juzgar por las imágenes fluyó la sintonía.
Según contó a Efe el director de los museos reales de Bélgica, en el interior del mismo "había un ambiente muy 'cool', un poco de 'team building', se notaba que estas mujeres y hombre tenían ganas de conocerse porque van a coincidir en el futuro en muchas ocasiones".
Varios centenares de personas se congregaron en las cercanías del Magritte para ver de cerca a las primeras damas, que llegaron con un gran dispositivo de seguridad que sorprendió a turistas y vecinos.
Paula y Viviane, dos bruselenses ya jubiladas, esperaron pacientes más de una hora para ver a las consortes. "Queremos ver a Melania, pero también a Macron, que es estupenda", dijeron a Efe.
También Teresa, vallisoletana afincada en París, de visita en Bruselas estos días, se acercó para ver de cerca a Melania. "He visto que estaban por aquí los Trump y he mirado su programa en internet", confesaba entre risas.
Al finalizar la visita al museo, la esposa de Macron se saltó el protocolo de seguridad para corresponder al saludo de algunos de los que la aclamaban.
"Nos ha preguntado que si éramos belgas, ha sido muy simpática, ha abierto la puerta del coche para saludarnos", contó Emilie a Efe.
Más fría fue la llegada y salida de Melania Trump, con un despliegue de coches oficiales y seguridad que levantaron varios "Oh là là" entre los pacientes espectadores.
La primera dama de EU se quedó, sin embargo, y sin que hayan trascendido las razones, fuera de un plan que a priori parecía diseñado por el Ejecutivo belga a su medida, la visita a la boutique del especialista en cuero Delvaux, que se fundó en 1829 y presume de ser la casa de marroquinería de lujo más antigua del mundo.
Para que Melania Trump y el resto de consortes pudieran disfrutar de un rato de asueto y compras, se había cerrado al tráfico de vehículos y peatones la acera y el lateral de la céntrica Chaussée de Waterloo.
Para finalizar, los consortes cenan junto a la reina de los belgas, Matilde, en el Palacio de Laeken, donde tomarán una foto de familia antes de que tanto Donald Trump como otros líderes viajen a la reunión del G7 en Sicilia (Italia).
lrs