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La bomba detonada por un joven kamikaze en Manchester el lunes por la noche, que dejó 22 muertos y decenas de heridos, era potente y sofisticada, según fotos de la policía británica reveladas ayer por el diario estadounidense The New York Times.
El análisis inicial de la bomba, con base en elementos fotografiados y recolectados en la escena del crimen, no permite deducir la cantidad o el tipo de explosivo del que estaba compuesta la carga, pero hace pensar que se trataba de un dispositivo artesanal fabricado tras una “profunda reflexión y con cuidado”, según el rotativo, que publicó en exclusiva ocho fotos en las que se ven diferentes elementos del explosivo, desde el detonador hasta una batería, pasando por fragmentos de una mochila azul y pedazos de metal y de tornillos.
Estos elementos, analizados por personas especializadas en manejo de explosivos que fueron consultadas por Times permiten deducir que la bomba era “potente, dotada de una carga ultrarápida, pero también que la metralla fue dispuesta con cuidado y metódicamente” para causar el mayor daño posible.
La bomba era suficientemente potente como para propulsar el torso del kamikaze lejos de la explosión y causar devastación en un gran semicírculo, en el que estaban la mayoría de las víctimas, según el diario.
La publicación insiste en el hecho de que la bomba tenía un detonador poco habitual, con un pequeño circuito impreso y no un simple interruptor, como suele ocurrir. Esto podría sugerir que había un retardador, o incluso un receptor para activarlo a distancia, o una combinación de ambos.
Según expertos interrogados por el Times, esta posible redundancia podría haber sido instalada para disponer de distintas opciones que permitieran activar el explosivo por parte del kamikaze o de la célula que planificó el atentado. El dispositivo también contaba con una batería más potente que las usadas normalmente para este tipo de artefactos. Todas estas señales podrían ser indicio de que “el artificiero tenía dificultades para fabricar un detonador fiable”.
Molestia en Londres. Las autoridades británicas están “furiosas” con Estados Unidos, después de que varios datos de la investigación del atentado que fueron compartidos con ese país fueran filtrados, incluyendo las fotos de la bomba utilizada.
La ministra de Interior británica, Amber Rudd, se quejó de que información compartida con el Departamento de Seguridad Interior de EU y con otras agencias de inteligencia fueron filtrados a la prensa estadounidense, incluso antes de que las autoridades en el Reino Unido decidieran divulgarlas. Poco después fue que el Times publicó las fotos de los restos de la bomba.
En declaraciones a Radio 4 de la BBC, Rudd afirmó que ese comportamiento de la administración del presidente Donald Trump, que filtró detalles clave de la investigación, entre ellos la identidad del terrorista, fue “muy molesto”, y aseguró que así se lo ha expresado a Washington.
“He sido muy, muy clara con nuestros amigos de que eso no debe repetirse”, aseveró la ministra.
Rudd dijo que incluso la filtración pudo socavar la estrategia de la policía británica, principalmente el “elemento sorpresa”, aunque no quiso ir tan lejos como decir que se puso en peligro la investigación.