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El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, llegó hoy a Rusia para reunirse con su homólogo ruso, Vladímir Putin, en pleno divorcio con Estados Unidos, su principal aliado desde hace varias décadas.
"Ahora sólo se puede confiar en Rusia y China. Estados Unidos es hipócrita. Allí la mano izquierda no sabe lo que hace la derecha, así que siempre habrá problemas, incomprensión y si no odio, antipatía", aseguró Duterte a la prensa rusa antes de viajar a Moscú.
Putin, que invitó a Duterte a visitar Rusia durante la reunión que ambos mantuvieron en la última cumbre del Acuerdo de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) en Perú, será el primer líder europeo que reciba al presidente filipino.
El presidente filipino ha decidido romper con Estados Unidos y buscar nuevos opciones, primero en China, donde anunció en octubre la "separación" económica de EU y ahora en Rusia.
"Veo la posibilidad de nuevas amistades, nuevas vías de cooperación entre Filipinas y China, y también con los otros miembros de la APEC y Europa. Pero excluí especialmente a EU de la lista de países en los que buscaré nuevas fuentes de ayuda", agregó.
Si bien en realidad Filipinas y Rusia mantienen unas relaciones comerciales muy modestas, la sintonía personal entre Duterte y Putin puede ser crucial.
Duterte, quien no ha dudado en expresar su admiración por Putin, comparte con él el gusto por la mano dura para aplastar cualquier arrebato de oposición o revuelta, y el apoyo mayoritario de su pueblo.
Como hiciera en su momento el fallecido presidente venezolano, Hugo Chávez, Duterte ha apostado por empezar con los contratos de defensa, ya que Rusia es uno de los mayores fabricantes de armas del planeta.
"Creo que tendré que persuadir al presidente Putin para que Rusia nos suministre dicho armamento. No se trata de gran cantidad de armas, sino, en concreto, de misiles de alta precisión", precisó.
Duterte, quien firmará en Moscú un acuerdo de cooperación militar, subrayó que no sólo el armamento de alta precisión ruso es mejor que el estadounidense, sino que los rusos "son generosos y están dispuestos a ayudar".
"Combatimos contra rebeldes, los mismos que había antes en Rusia. Son bandidos no muy numerosos, pero que causan caos. No siempre se necesita armamento pesado para combatirlos, pero sí armas de alta precisión (...) y nosotros carecemos de esa tecnología", explicó.
También mencionó el interés en adquirir aviones y helicópteros para combatir a esos grupos yihadistas poco antes de declarar hoy desde Moscú la ley marcial en Mindanao, la mayor isla del archipiélago.
E insistió en que firmar acuerdos de seguridad y defensa con Rusia es crucial dada la amenaza del terrorismo, el narcotráfico y el crimen internacional.
Eso sí, según la prensa rusa, antes de que ambos países firmen contratos de venta de armas deben aprobar un marco jurídico para consumar dichas operaciones.
El líder filipino fue incluso más allá al asegurar que, en caso de que la situación en el mundo se deteriore, especialmente debido al Estado Islámico, está dispuesto a forjar "alianzas militares" con otras potencias, aparte de Estados Unidos, en alusión a Rusia y China.
Duterte, que viajó a Rusia junto a Oscar Taclao, general de división del Mando Central de las Fuerzas Armadas filipinas, visitó en los últimos meses dos buques de guerra rusos que atracaron en Manila, en un claro gesto de acercamiento a Moscú y distanciamiento con Washington.
Tras el fin de la presidencia de Barack Obama (2009-2017), al que Duterte no dudó en insultar públicamente, se esperaba una mejoría de las relaciones con Estados Unidos con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, pero esas esperanzas se frustraron muy rápidamente.
Aunque Duterte ha elogiado a Trump, sin embargo rechazó su invitación a visitar Estados Unidos en abril pasado, en una decisión sin precedentes.
"Trump es mi amigo (...) estaríamos felices de verle aquí (en Filipinas) en noviembre. Pero mi política exterior se ha desviado del rumbo pro occidental", resaltó.
Algunos analistas aventuran que, después de introducir una cuña en países como Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, ahora Putin se dispone a hacer lo mismo en Filipinas, crucial para los intereses de Washington a la hora de frenar las ambiciones de China.
Precisamente, Duterte fue mucho más generoso con China que con Estados Unidos, ya que aseguró a la prensa rusa que ahora no es el momento de poner sobre la mesa los contenciosos territoriales con Pekín, al que Washington acusa de construir islas artificiales para ampliar el control sobre las aguas de la región.
lsm