Hace cuatro años, pocos días después de la elección del Papa Francisco, Donald Trump criticó al religioso argentino por regresar a la residencia eclesiástica en la que se alojaba en Roma para pagar su cuenta en persona.
"No me gusta ver al Papa en el mostrador de un hotel pagando su cuenta. ¡No es algo que hagan los papas!", tuiteó Trump el 19 de marzo de 2013.
El miércoles, Trump podrá comprobar en persona si el pontífice tiene la talla suficiente para el cargo cuando se encuentre con él en el Palacio Apostólico. El lugar escogido para el encuentro con Francisco -que desprecia el palacio y vive en una casa de invitados en el Vaticano- será el estudio que utiliza para las ocasiones oficiales.
Su primera cita llega después de que ambos chocaron en asuntos como la inmigración, el cambio climático y el Islam.
No obstante, las polémicas ocurridas durante la campaña electoral de Trump cesaron cuando fue elegido presidente de Estados Unidos, y personas cercanas a Francisco aseguran que no guarda rencor y quiere pasar la página.
"Hay que distinguir entre el Trump candidato y el Trump presidente", dijo en una entrevista el padre Antonio Spadaro, un estrecho colaborador del Papa y editor del prestigioso diario jesuita Civilità Cattolica. "Francisco no divide el mundo entre el bueno y el malo, no tiene esa visión hollywoodense del mundo", agregó.
Francisco celebrará su audiencia semanal con el público general el miércoles a las 10.00 en la Plaza de San Pedro. Fuentes vaticanas dijeron que es significativo que el pontífice no la haya cancelado o aplazado.
"Su compromiso con la gente va primero", dijo una alta fuente, destacando que la plaza estará repleta de gente, por lo que es probable que Trump entre al Vaticano por una pequeña puerta trasera usada por los empleados en lugar de la entrada habitual de los jefes de Estado. "No será la entrada solemne y triunfal que podría haber deseado", señaló.