Los miembros de dos comisiones importantes del Congreso prometieron hacer una investigación minuciosa sobre la intromisión de Rusia en las pasadas elecciones presidenciales, incluyendo el por qué el entonces director del FBI, James Comey, fue despedido por el presidente Donald Trump.

El ex director testificará ante la Comisión de Inteligencia del Senado después del feriado del Día de los Caídos en Guerras, que se celebra el último lunes de mayo.

El senador republicano Marco Rubio es miembro de ese panel y ha dicho que quiere escuchar directamente de Comey si él se sintió en una posición “donde no podría hacer su trabajo”. Rubio dice que la controversia ha arrojado una “nube” sobre la Casa Blanca.

Los líderes de la Comisión para la Supervisión y Reforma del Gobierno de la Cámara de Representantes de Estados Unidos —el republicano Jason Chaffetz y el demócrata Elijah Cummings— indicaron que solicitarán acceso a los apuntes oficiales sobre las reuniones entre Comey y Trump.

En tanto, H.R. McMaster, asesor de Seguridad Nacional de EU, afirmó ayer que no recuerda si Trump llamó “loco” a Comey durante su reciente reunión con el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov.

En entrevista en la cadena ABC, McMaster fue cuestionado sobre la información que The New York Times divulgó el pasado viernes, en la que aseguró que Trump reconoció que el cese de Comey como director del Buró Federal de Investigación (FBI) le libró de una “gran presión” porque “estaba loco” y “le faltaba un tornillo”.

“No recuerdo exactamente lo que dijo el presidente. Y las notas que tengo no creo que sean una transcripción directa”, dijo McMaster, quien estuvo presente en la reunión que el presidente mantuvo con Lavrov.

Según McMaster, “el verdadero propósito de la conversación fue confrontar a Rusia en áreas como Ucrania y Siria, su apoyo a [el líder sirio Bashar] Al-assad y su respaldo a los iraníes”.

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