El fundador de WikiLeaks, el australiano Julian Assange, celebró ayer la decisión de la fiscalía sueca de cerrar la investigación contra él por un supuesto delito de violación, pero dijo que “la guerra acaba de comenzar”.
La fiscalía sueca señaló que la causa se cierra porque no hay posibilidad de arrestar a Assange, refugiado en la embajada de Ecuador desde junio de 2012, en “un futuro previsible”. El proceso inició hace casi siete años. En noviembre pasado, él fue interrogado en presencia de una magistrada sueca.
La decisión supone que el líder de WikiLeaks ya no enfrenta cargos por supuestos delitos sexuales en Suecia, aunque la policía británica recordó que Assange podría ser arrestado si abandona la sede diplomática ecuatoriana, ya que las autoridades lo buscan por saltarse la fianza en 2012.
Assange no quedó exculpado e incluso si sale de la embajada y Reino Unido lo arresta y envía a Suecia, la causa, que expira hasta 2020, podría ser retomada. El principal temor de Assange es ser extraditado a Estados Unidos, que lo busca por haber publicado en WikiLeaks, miles de documentos militares y diplomáticos secretos.
“Ni olvido ni perdón”, dejó en claro Assange, quien vía Twitter se quejó de que ha pasado “detenido siete años sin cargos mientras mis hijos crecían y mi nombre era mancillado”.
Desde el balcón de la embajada, indicó: “Hemos conseguido una victoria importante, tanto para mí como para el sistema de Derechos Humanos de la Unión Europea”, pero “todavía falta mucho por hacer: la guerra de verdad acaba de comenzar. Reino Unido ha asegurado que me arrestará de todas formas, y EU, la CIA y el fiscal general estadounidense han dejado claro que tanto yo como otros miembros de WikiLeaks no tenemos derechos y que nuestra detención es una prioridad”.
Assange aseguró que sus abogados ya están en contacto con las autoridades británicas “y esperamos iniciar un diálogo sobre cuál es el mejor camino”. Advirtió que WikiLeaks no sólo seguirá sus publicaciones sobre las actividades de la CIA en EU, sino que las “incrementará”. La premier británica Theresa May afirmó que “con relación a Assange, cualquier decisión que se adopte [en Reino Unido] sobre él, si abandona la embajada ecuatoriana, sería un asunto operacional que corresponde a la policía”. Ecuador reiteró la vigencia del asilo político a Assange, y pidió a Reino Unido le conceda “con prontitud” un salvoconducto para que pueda viajar al país andino.