La banda terrorista española ETA entregó ayer por la mañana a la policía francesa la ubicación de ocho arsenales ocultos. ETA asegura que en ellos se guardan las últimas armas que quedaban en su poder.

La Comisión Internacional de Verificación, presidida por Ram Manikkalingam, fue la encargada de entregar la información a los gendarmes. Los ocho arsenales o “zulos” se reparten por el suroeste de Francia, cerca del País Vasco, y contienen 120 armas de fuego, tres toneladas de explosivos y 25 mil 700 detonadores y municiones. La policía francesa inmediatamente comenzó a recoger estos materiales en presencia de 170 autodenominados “observadores” que ejercieron de testigos.

Ni el gobierno español ni el francés quisieron darle ninguna oficialidad a la entrega.

El activista Ram Manikkalingam, originario de Sri Lanka y mediador en numerosas negociaciones de paz, compareció ante la prensa a primera hora de ayer en Bayona, Francia, para anunciar que la operación había comenzado. Tras las polémicas que suscitaron varias entregas de armas fallidas a lo largo de los últimos años, Manikkalingam aseguró que esta operación sí “constituye el desarme de ETA”, y resaltó la importancia de un “paso histórico” que debe “consolidar la paz y la convivencia en el País Vasco”.

El gobierno español afirmó mediante su ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, que “la actuación” de ETA ayer no ablandará la estrategia de acoso policial y penitenciario contra la banda.

Zoido insistió en que la organización, fundada en 1959 y con al menos 853 muertos a sus espaldas, debe disolverse. “ETA está operativamente derrotada, sin futuro y con sus dirigentes en prisión. La única respuesta lógica a esta situación es anunciar su disolución definitiva, pedir perdón a sus víctimas y desaparecer, en vez de montar operaciones mediáticas para disimular su derrota e intentar sacar un rédito político de la misma”, indicó en un comunicado.

En los últimos años la situación de ETA, que el viernes se definió como “organización desarmada”, ha sido de extrema debilidad. En 2010 mató a su última víctima (un policía francés víctima de un tiroteo) y en octubre de 2011 declaró el cese definitivo de la actividad armada.

La mayoría de sus armas ya le habían sido incautadas antes de ayer, y las que seguían en su poder estaban, en un gran porcentaje, viejas e inutilizables. Los analistas aseguran que ETA ni siquiera tenía la posibilidad de acceder a buena parte de los arsenales que le quedaban, porque la vigilancia policial sobre ella es demasiado estrecha.

La fiscalía de la Audiencia Nacional española investigará las armas entregadas para comprobar si la banda cometió con ellas alguno de los 349 asesinatos que continúan sin resolverse.

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