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El presidente Donald Trump retiró el miércoles a su asesor Steve Bannon del Consejo de Seguridad Nacional, revirtiendo una decisión polémica para darle acceso a las reuniones de alto nivel.
Un memorando sobre la composición del consejo fue publicado el miércoles en el Registro Federal. El memo ya no incluye al jefe de estrategias como integrante de un comité integrado por funcionarios de alto nivel, que se reúnen para hablar sobre las prioridades de seguridad nacional.
El nuevo memo también restablece al director de inteligencia nacional y al comandante del Estado Mayor al comité de funcionarios de alto nivel.
La adición de Bannon al consejo causó preocupaciones entre críticos de Trump, quienes dijeron que era inapropiado que el asesor político tuviera un papel en asuntos de seguridad nacional.
¿QUIÉN ES STEVEN BANNON?
Quien hace pocos años era considerado “el agente político más peligroso” de Estados Unidos es, ahora, el más poderoso. Steve K. Bannon (Norfolk, Virginia, 1953), estratega en jefe de la Casa Blanca, es la mano derecha de Trump, su consejero más fiel fuera de su entorno familiar, el que dicta y maniobra. “El gran manipulador”, le definía en su portada la revista Time.
Bannon es, para muchos, el presidente a la sombra del país. Igual que Rasputín para el zar Nicolás II, maneja la corte de Trump a su gusto y antojo. El ideario político de la nueva Casa Blanca refleja fielmente la ideología de Bannon: él es el alter ego del presidente, en una simbiosis de la que cuesta discernir origen y final.
Nacido en el seno de una familia obrera demócrata (proKennedy), se pasó al lado opuesto del espectro político tras su paso por el ejército. “Ahí me convertí en fanático de Ronald Reagan. Y lo sigo siendo”, dijo hace tiempo a Bloomberg News. Su transformación es asombrosa: de marine de clase media a banquero de Goldman Sachs, productor de Hollywood y, finalmente, como director del portal Breitbart, rey de los medios de comunicación de la ultra derecha y el movimiento alt-right, la denominación eufemística del nacionalismo y supremacismo blanco.
Fue ahí donde Bannon hizo fama como el hombre que es ahora. En un discurso para el Vaticano en 2014 se intuía todo su ideario, el mismo que propagaba a través de su medio. “No soy un nacionalista blanco. Soy un nacionalista económico”, se definió en The Hollywood Report. A eso habría que añadir su admiración por los movimientos populistas ultraconservadores y xenófobos en Europa (UKIP, en Reino Unido, Frente Nacional, en Francia) y el “islamofascismo”, la creencia de que el islam es la peor amenaza para Occidente.
Bannon es el arquitecto del Trump que conocemos, el que consiguió vencer a todas las encuestas movilizando un electorado que se mueve como una masa. Para eso EU necesitaba un cambio radical, y así lo escribió en un artículo en la revista conservadora Claremont Review of Books. Una sacudida que destrozara el establishment que ha llevado a EU a un callejón sin salida.
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