Alfredo Beltrán Leyva, "El Mochomo", fue condenado a una pena de cadena perpetua y multa por más de 529 millones de dólares por tráfico de drogas.
Beltrán Leyva apareció en el juzgado número 18 del Distrito de Columbia sin esposas, con el traje marrón de presidiario, pelo corto y gafas, y con un puñado de papeles que incluían una declaración que más tarde leería al juez del caso.
“Acepto la responsabilidad de mi ofensa, que fue trabajar para mi hermano y vender droga en Culiacán”, afirmó el acusado, quien pidió “perdón por la conducta” que le llevó ante los tribunales.
Fue, en palabras del juez del caso, Richard Leon, la última jornada de un “largo camino lleno de violencia”, tanto la defensa como el propio Beltrán Leyva mantuvieron su peticiones de condena intactas: mientras la acusación buscaba la cadena perpetua, la defensa argumentaba en favor de solo otorgar 25 años de cárcel.
El juez Richard J. Leon aseguró que no haber visto “un caso de esta magnitud en este circuito (del Distrito de Columbia)”, y terminó convencido de la implicación de Beltrán Leyva en todos los cargos de los que se le acusó.
Para el juez, todas las evidencias presentadas no le llevaron a otra alternativa que “seguir las pautas (de sentencia)” porque de otra forma sería una mala señal y “mal juicio”. “No hay duda de la seriedad de su conducta”, remarcó Leon, quien comparó a Beltrán Leyva con Joaquín Guzmán Loera, "El Chapo", y otros líderes de carteles narcotraficantes.
El abogado defensor, Eduardo Balarezo, aseguró a EL UNIVERSAL que apelará la decisión. Tiene 14 días para hacerlo.
Balarezo trató de rebajar la condena alegando que Beltrán Leyva se declaró culpable de tráfico de droga y haber trabajado para su hermano fallecido, Arturo Beltrán Leyva, el “Jefe de jefes”, a quien identificó como el único líder del cartel que lleva por nombre su apellido.
En todo momento negó que su defendido, Alfredo, liderase el cartel, sobornara a oficiales mexicanos u ordenara matar a individuos. El juez no creyó ninguna de esas excusas y declaró “no estar convencido” de unas declaraciones que solo buscaban “minimizar” la pena.
La fiscalía, por su parte, reiteró en su posición de pedir la condena de cadena perpetua, recordando además que los Beltrán Leyva “trabajaron mano a mano” en un mismo territorio, algo que demuestra el poder de “El Mochomo”.
Para el gobierno de los Estados Unidos, la condena de cárcel de por vida era la única posibilidad para esquivar que, tras una supuesta liberación, no volviera al “comercio de la droga”, al que “dedicó toda su vida” al igual que su familia.
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