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Militares y policías de Colombia y Guatemala lograron dos decomisos de contrabandos marítimos de gran cantidad de cocaína que estaba siendo transportada a México y España por mafias de narcotraficantes y que superaron las 6,6 toneladas, informaron fuentes policiales y castrenses guatemaltecas y colombianas.
Un ecuatoriano y tres guatemaltecos fueron detenidos en zonas guatemaltecas sobre aguas del Océano Pacífico, cuando transportaban 630 kilos de cocaína en una lancha equipada con equipo satelital de navegación, en un operativo ejecutado por la Subdirección General de Análisis e Información Antinarcótica del Ministerio de Gobernación de Guatemala.
La embarcación fue interceptada por la Fuerza Especial Naval del Ejército de Guatemala, informó la Policía Nacional Civil de ese país en un reporte entregado el domingo a EL UNIVERSAL, sin precisar la fecha del decomiso.
Según el recuento policial, agentes antinarcóticos de la PNC han decomisado casi tres toneladas de cocaína en 2017. Guatemala se consolidó este siglo como una de las principales bases del narcotráfico en Centroamérica de Colombia, Venezuela y Ecuador a México y Estados Unidos.
Histórico. Colombia, que inició 2017 con una cifra récord de más de 200 mil hectáreas de cultivos de hoja de coca y prevé que en este año se registre una producción de más de 2 mil 400 toneladas de cocaína, logró uno de los más importantes decomisos de su historia de un cargamento de sustancias ilícitas, que está valorado en 200 millones de euros, anunciaron el domingo fuentes militares colombianas.
El ministro de Defensa de Colombia, Luis Villegas, informó que la policía colombiana decomisó seis mil 152 kilos (6.1 toneladas) de cocaína que pertenecían al Clan del Golfo, una de las más activas narcomafias de ese país.
La mercancía tenía como destino el puerto de Algeciras, en el sur de España, y fue hallada por unidades antinarcóticos de la policía dentro de un contenedor en el que había 20 cajas con chatarra de hierro y acero prensado en instalaciones del puerto de Barranquilla, sobre el mar Caribe y en el norte de Colombia, precisó Villegas.
“Esta operación se efectuó gracias a una exitosa labor de inteligencia de nuestra Policía Nacional. La compañía que pretendía hacer la exportación de la chatarra, aparentemente ha hecho otras exportaciones en el pasado, que no han resultado positivas en los puertos de llegada. En este momento hay una investigación en curso por una reciente exportación que está en altamar”, alertó.
La incautación de esa cocaína es la tercera más grande en la historia de Colombia lograda en territorio continental y “es una de las operaciones contra el narcotráfico más notables de tiempos recientes”, explicó. No se precisó la fecha de la operación ni de personas detenidas por esos hechos.
En el primer trimestre de 2017 se reportó un decomiso de 103 toneladas de cocaína pura, valorada en unos 3 mil 100 millones de dólares, recordó Villegas, al insistir en que la confiscación permitió incrementar los decomisos en Colombia en un 35% frente a 2016.
“La lucha contra el narcotráfico no es solamente en un peldaño del negocio. Es desde los cultivos industriales de hoja de coca hasta el lavado de activos, y en cada uno de ellos estamos trabajando con éxito para desmantelar varias causas de violencia e inseguridad en el país”, afirmó.
De acuerdo con cifras oficiales, las políticas de erradicación redujeron la extensión de los cultivos de hoja de coca en Colombia de unas 180 mil hectáreas en 2000 a 90 mil en 2002 y a 40 mil en 2010, pero a partir de 2014 concluyeron las fumigaciones aéreas y hubo un nuevo incremento, para llegar a casi 200 mil en 2016.
El gobierno colombiano tiene la meta en 2017 de erradicar 100 mil hectáreas de hoja de coca con dos vías: por un lado, y con la ejecución del acuerdo de paz que firmó con las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), sustituir 50 mil hectáreas en 40 municipios y, por otro, eliminar otras 50 mil hectáreas con el trabajo de las fuerzas policiales y militares colombianas.
Bajo este escenario, Colombia prevé otro aumento consecutivo de la producción de cocaína, con unas 2 mil 400 toneladas en 2017 frente a mil 700 en 2016 y mil 200 en 2015. Los cárteles mexicanos del narcotráfico internacional son los principales clientes compradores de la droga a las mafias colombianas.
Preocupación. A mediados de marzo anterior, el gobierno de Colombia advirtió a la comunidad internacional que el proceso colombiano de paz será insostenible mientras existan cerca de 200 mil hectáreas sembradas de coca, materia prima esencial para producir cocaína que abastece los gigantescos mercados de consumo en Estados Unidos y en una actividad de cultivos ilícitos a la que se dedican unas 82 mil familias de ese país sudamericano.
El colombiano Rafael Pardo, Alto Consejero para el Postconflicto, Derechos Humanos y Seguridad del gobierno de Colombia, aseveró que “mientras exista una mata de coca o un arbusto de coca, alguien va a comprar las hojas, alguien va a procesarlas en cocaína y ese alguien es parte de un grupo armado, de un grupo ilegal o de una mafia. Por eso reducir el área de coca es fundamental para la sostenibilidad de la paz”.
El pacto de paz suscrito en noviembre de 2016 por el gobierno y las FARC, que está en ejecución, fue negociado por ambos bando desde finales de 2012 en Cuba y pone fin a una guerra que se prolongó por más de 52 años, establece una serie de pasos para la sustitución de cultivos ilícitos.
Las FARC, cuya cúpula está en la lista del Departamento del Tesoro de EU de narcotraficantes extranjeros importantes, se comprometió en el acuerdo a romper todo ligamen con el contrabando de drogas, aunque siempre negó tener vínculos con esa actividad criminal.
Villegas alertó a inicios de marzo a EU que el éxito en la lucha contra el narcotráfico internacional depende de que disminuya el consumo de drogas en los gigantescos mercados estadounidenses, para que Colombia pueda combatir “la oferta” de contrabandos de sustancias ilícitas del sur al norte de América.