La polémica relación del partido ultraderechista Frente Nacional (FN) con la II Guerra Mundial irrumpió ayer en la campaña electoral de su candidata a la presidencia francesa, Marine Le Pen, tras la dimisión del líder interino del partido, Jean-François Jalkh, por unas declaraciones tildadas de “negacionistas”.
Jalkh asumió el pasado lunes la presidencia interina del FN, cuando Le Pen decidió concentrar todos sus esfuerzos en la campaña y ampliar la base electoral del partido con vistas a la segunda vuelta de los comicios presidenciales, el próximo 7 de mayo.
En 2005, la revista Le Temps de savoirs publicó unas declaraciones de Jalkh en las que cuestionaba el uso del gas Zyklon B en las cámaras de gas nazis, y que fueron difundidas de nuevo por los medios esta semana al conocerse su designación. El impacto de esa declaración impulsó que fuera relevado ayer por el alcalde de Hénin-Beaumont, Steeve Briois, uno de los más cercanos a la líder ultraderechista.
El pasado abril, fue Le Pen quien se vio envuelta en la polémica al afirmar que Francia no fue responsable de las detenciones y deportaciones de judíos durante la ocupación nazi en 1942, dado que, en su opinión, el régimen colaboracionista de Vichy no representaba al país.
Las declaraciones “negacionistas” han sido recurrentes en la formación y tienen a uno de sus principales protagonistas en la figura de su cofundador, Jean-Marie Le Pen, el padre de la candidata.
En tanto, para ganar terreno, Le Pen también juega la baza del antimundialismo y el anticapitalismo de Jean-Luc Mélenchon, con la esperanza de conseguir convencer a parte de 19.6% del electorado que se decantó por él en la primera vuelta. Mélenchon ratificó ayer que él no votará por el Frente Nacional.
Le Pen también instó ayer a “bloquear a Emmanuel Macron (...) Es lo más importante que está en juego ahora mismo”, declaró en un video en Twitter.