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El ascenso del candidato centrista Emmanuel Macron en la campaña por la presidencia de Francia, se asemeja cada vez más al protagonizado en su momento por el ex mandatario estadounidense Barack Obama.
Ambos eran unos desconocidos entre las masas antes de anunciar sus candidaturas, y una vez que se presentaron en la pelea electoral despuntaron rápidamente en los sondeos, mostrándose como representantes de un movimiento nuevo.
Abanderando el “cambio” anhelado por los electores, los mítines del candidato socioliberal francés han sido parecidos a los que llevaron a Obama a convertirse en el presidente 44 de Estados Unidos: baños de masas en los que ha logrado movilizar a sectores previamente desinteresados por la política, como los jóvenes y desilusionados con el sistema.
Al igual que la campaña del político estadounidense, la de Macron ha transmitido positivismo; es optimista sobre el futuro de una Francia abierta y parte de una fuerte Unión Europea que hace contrapeso a Rusia, China y la administración estadounidense de Donald Trump.
Los analistas coinciden en que la única diferencia es que Macron —bautizado por la prensa francesa como el “ovni politique” (ovni político) que no es ni de izquierda ni de derecha—, nunca antes había encabezado una campaña electoral. Obama fue senador por Illinois.
Estas similitudes, muy probablemente, fueron el motivo por el cual Macron recibió recientemente una llamada telefónica de Obama para “desearle lo mejor” y aconsejarle “empujar hasta el final”.
A Macron no le bastaría con coronarse como nuevo presidente de Francia en la segunda ronda el próximo 7 de mayo, debe conseguir un buen resultado en los comicios parlamentarios de junio, cruciales para la estabilidad del país y lograr que las promesas presidenciales se hagan realidad.
La mayoría republicana se encargó de frustrar muchas de las iniciativas de la administración de Barack Obama, incluyendo una reforma migratoria ambiciosa, la cual hubiera resuelto la incertidumbre en la que viven actualmente millones de indocumentados en EU.
Macron pasó la primera prueba tras obtener 24% de los votos y ahora tendrá que vencer a la candidata de ultraderecha del Frente Nacional, Marine Le Pen, quien obtuvo 21.5%.
Presentándose como la candidata del pueblo, Le Pen llamó “histórico el resultado” para su partido. Nunca antes tantos franceses habían depositado su voto en el Frente Nacional, alrededor de 7 millones; aunque el haber terminado en segunda posición es factor de desilusión, luego de haber figurado con mejores resultados en diversos sondeos realizados a lo largo del último año.
La firma BVA prevé que se imponga Macron con 65% de los votos; un alivio para los que creen en el liberalismo y la globalización, al igual que para la Unión Europea, que habría evitado el escenario catastrófico de un referéndum sobre la permanencia francesa en el bloque, como promete Le Pen de llegar al Palacio del Elíseo.
Sin embargo, no hay margen para confiarse. Macron superó la primera ronda de manera ajustada y muy por debajo de los resultados alcanzados en su momento por los últimos dos presidentes, Nicolas Sarkozy (31.2%) y François Hollande (28.6%).
En las próximas dos semanas, el reto para el centrista será convencer que efectivamente es el hombre del cambio, capaz de obtener la mayoría parlamentaria para hacer realidad la promesa de modernizar a Francia.
Por lo pronto, “en un año hemos sido capaz de cambiar el rostro de la política francesa”, asegura Emmanuel Macron, de 39 años, quien dice ser el candidato de “unidad” que enfrentará “la amenaza de los nacionalistas”.