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El presidente afgano, Ashraf Ghani, declaró ayer un día de duelo nacional después de que decenas de soldados fueron asesinados por combatientes talibán disfrazados de militares, en el ataque más mortífero de ese tipo en contra de una base militar del país asiático.
El Ministerio de Defensa dijo que más de 100 personas murieron o resultaron heridas en el ataque del viernes en la norteña ciudad de Mazar-i-Sharif, pero aún no se han dado cifras exactas.
Un funcionario de la ciudad, hablando bajo condición de anonimato, dijo que al menos 140 soldados murieron y otros muchos resultaron heridos. Otros miembros del gobierno indicaron que la cifra podría ser incluso mayor.
Los talibán aseguraron incluso haber matado y herido a más de 500 soldados.
El ataque se produjo contra un centro de comando del ejército a pocos kilómetros de Mazar-i-Sharif, la capital de Balkh. Los talibán llegaron en tres vehículos militares y con documentos falsificados. Lanzaron un proyectil contra la entrada de la base militar y luego 10 de ellos se dirigieron a una mezquita dentro de la base, donde los soldados participaban en las oraciones de los viernes antes de ir a cenar, señaló una fuente militar. A continuación, atacaron también el comedor. El ejército no consiguió recuperar el control de la base hasta después de varias horas de enfrentamientos a tiros.
El grupo yihadista indicó que cuatro de los atacantes eran antiguos soldados que habían servido en la base y por tanto conocían las instalaciones y publicó fotos de ellos con los rostros borrosos.
El ataque puso de manifiesto los problemas que enfrentan el gobierno afgano y sus aliados internacionales para derrotar a la potente insurgencia talibán, que ha estado presente en el país durante más de una década.
Además, se produjo poco más de una semana después de que Estados Unidos lanzara la “madre de todas las bombas” en la zona de Achin, en la provincia de Nangarhar, donde opera el Estado Islámico (EI).
La presencia del EI, junto con los ataques del talibán, forzaron a EU a suspender el retiro de tropas, en un reconocimiento de que Afganistán aún no es un país seguro.
Después de visitar ayer la base de Mazar-i-Sharif, Ghani ordenó que las banderas flamearan a media asta el domingo en memoria de los militares muertos.