El centrista Emmanuel Macron sigue siendo el favorito para ganar las elecciones presidenciales en Francia, según mostró ayer un importante sondeo, aunque también reveló que la primera ronda de votación de este fin de semana sigue estando muy apretada.
Cuatro candidatos siguen en liza para pasar a la segunda ronda dos semanas después del voto del próximo domingo. La primera ronda podría traer sorpresas de última hora, dado que la tasa de abstención prevista y el grado de indecisión son altos.
La tumultuosa campaña electoral de Francia —marcada por resultados sorprendentes en las primarias de los dos principales partidos, el paso a un segundo plano de los que eran al principio favoritos y el ascenso del movimiento político independiente de Macron— se ha vuelto cada vez más tensa a medida que disminuye la brecha entre los candidatos.
Entre los inversores, el interés que despiertan los comicios es grande, ya que entre los cuatro candidatos hay dos contrarios a la Unión Europea y al euro. Macron y la líder de extrema derecha, Marine Le Pen, han perdido fuerza en la campaña hacia la votación del domingo, pero se sigue esperando que ambos lleguen a la segunda vuelta del 7 de mayo, donde ganaría el candidato centrista, según un sondeo a 11 mil 601 personas realizado por Cevipof para el periódico Le Monde. Este sondeo es de los más completos entre un aluvión de encuestas competidoras que se publican a diario.
Le Pen, quien ha insistido en la última semana en su mensaje principal sobre poner un freno a la inmigración, ha caído en 2.5 puntos porcentuales en la intención de voto desde principios de abril, hasta 22.5%, mientras que Macron ha perdido 2 puntos, hasta 23 por ciento en la primera ronda, indicó Cevipof.
El candidato de extrema izquierda, Jean-Luc Mélenchon, en auge en las últimas semanas, tenía 19% de intención de voto, según la misma encuesta, mientras que el líder conservador François Fillon se recuperaba de un escándalo de nepotismo, con 19.5%.
La abstención, que es un factor clave que aumenta la incertidumbre sobre el resultado de la primera ronda, se sitúa en 28%, de acuerdo con Cevipof. Todos las conclusiones de la encuestadora se alinean con las recientes tendencias de otros sondeos que muestran que la carrera electoral está muy apretada.
Uno de los principales factores por los que podría haber una sorpresa en el resultado de la primera ronda electoral es el reciente auge de Jean-Luc Mélenchon, quien hasta hace pocas semanas apenas superaba 10% de los apoyos en los sondeos, pero ahora se sitúa cerca de los otros aspirantes, por lo que tiene auténticas posibilidades de llegar a la segunda vuelta.
El político, de 65 años, gana puntos con el encanto de la revolución, un mensaje que cala en una Francia castigada económicamente. “Mi enemiga es la oligarquía”, dice el candidato, quien también recibe el apoyo de los comunistas. Entre sus propuestas, quiere transformar el sistema de gobierno y alejarse de la “monarquía presidencial”, exige gastos adicionales e inversiones de miles de millones, la salida de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y una renegociación de los tratados europeos para acabar con las directrices de ahorro impuestas desde Bruselas, si no, amenaza con abandonar la Unión Europea.
En otros lugares, el auge de Mélenchon provoca preocupación. El actual presidente francés, François Hollande, advierte desde hace unos días acerca del político de izquierda. Los expertos se preguntan de pronto si es posible un duelo de los extremos, entre Le Pen y Mélenchon. El periódico conservador Le Figaro calificó su programa como “delirante" y se refirió a él como el “Chávez francés”. Ante esto, aseguró al periódico Ouest-France: “No tengo ninguna intención de crear una Cuba en Francia”.
En tanto, la líder de extrema derecha Marine Le Pen, ha reforzado su discurso en torno a la inmigración y la seguridad en la recta final de la campaña.
En entrevista con la cadena de televisión BFM, expuso una vez más sus promesas, incluyendo su intención de sacar a Francia de la Unión Europea (UE), frenar la inmigración legal e ilegal, y retirar la nacionalidad francesa a las personas condenadas por actos terroristas.
El lunes, la líder ultraderechista ya había radicalizado su discurso, al prometer que si resulta electa, al día siguiente decretará una “moratoria” a la inmigración legal para “detener” una situación que estima “incontrolable”.
“Conmigo no habría habido los terroristas migrantes del Bataclan ni del estadio de Francia”, dijo, lo que indignó a la población. El diario Le Monde calificó de “absurdas” sus declaraciones. “No se puede buscar votos en la espalda de los muertos, es una línea roja”, señaló el rotativo en un editorial.