Las autoridades estadounidenses cumplieron su promesa y deportaron a la mexicana Maribel Trujillo, madre de cuatro hijos estadounidenses y quien estaba detenida desde hace un par de semanas en un centro de Louisiana. Sus abogados confirmaron la expulsión a través de un comunicado, así como la embajada mexicana en Washington.
“Estamos decepcionados e indignados porque ICE [la Oficina de Inmigración y Aduanas] optó por no ejercer discreción procesal en este caso, a pesar de miles de llamadas telefónicas y reclamos llegados de todo el país”, lamentó en un comunicado Kathleen Kersh, una de las abogadas de la mexicana.
Trujillo, de 41 años, llegó a EU indocumentada en 2002 y vivió en esa situación hasta principios de este mes, cuando se le negó, por segunda vez, su petición de asilo por la violencia del narco en Morelia y Michoacán. Su estatus migratorio quedó al descubierto tras una redada en 2007.
Tras más de 10 años de lucha por protección migratoria, las autoridades decidieron hace 13 días no dar más prórrogas y proceder a la expulsión expedita, a pesar de que no tiene historial criminal y no entra en de los parámetros de indocumentados perseguidos por la administración Trump en su nueva política de deportación.
En EU se quedan su marido y cuatro hijos estadounidenses, la más pequeña de tres años, quien está gravemente enferma. Trujillo era el principal sostén económico de la familia. “La deportación de Maribel demuestra que la administración Trump no está enfocada en deportar criminales sino en separar madres pacíficas de sus hijos estadounidenses. Es horrible que niños estadounidenses sean los que paguen el precio de estas políticas desalmadas”, criticó Kersch.
“No entiendo por qué me quiere separar de mi familia. No tengo historial criminal, soy una trabajadora que apoya a su familia, para que mis hijos puedan estudiar y tener una mejor vida. ¿Por qué el presidente Trump quiere dividir mi familia y hacerme dejar atrás a mis hijos? ¿Qué van a hacer sin su mamá?”, se preguntaba Trujillo antes de ser detenida, en entrevista a The Guardian.
Tras su detención, a las puertas de su casa, fue trasladada a un centro de Loui
siana. Una corte de apelaciones negó la petición de congelar la deportación, por lo que fue expulsada ayer a territorio mexicano, donde tiene “prácticamente nada”, tras dos décadas en EU.
De nada sirvieron las múltiples vigilias y protestas organizadas por grupos y organizaciones de defensa de los derechos de los migrantes, ni las críticas públicas de autoridades como el gobernador de Ohio, el republicano John Kasich, para evitar su expulsión.