El gobierno de Donald Trump se reafirmó ayer en su amenaza de volver a autorizar nuevos ataques contra el régimen sirio. Sean Spicer, portavoz de la Casa Blanca, mantuvo la posibilidad de que, en caso de que sea necesario, realizarán “futuras acciones” en respuesta a violaciones del ejército del presidente Bashar al-Assad.

“[Trump] mantiene abierta la posibilidad de futuras acciones”, dijo el vocero presidencial. En esos mismos términos se expresó el secretario de Estado, Rex Tillerson, desde Italia, donde está de visita oficial con sus homólogos del G7 antes de emprender el vuelo hacia Moscú. Allí afirmó que EU quiere “ser el que sepa responder a los que infringen daño a los inocentes en cualquier parte del mundo”,

Según la información, las imágenes de bebés muertos en Siria habrían sido el detonante para que el presidente Donald Trump decidiera actuar, “conmovido” por las atrocidades. Spicer marcó las líneas rojas para una nueva acción militar: que se repita el ataque con agentes químicos o el uso de “bombas de racimo” contra civiles.

Una encuesta del The Washington Post reveló que sólo 51% de los estadounidenses están a favor de la decisión de atacar Siria el pasado jueves.

Mientras toda la administración parece ir al mismo ritmo en cuanto a las represalias si hay un nuevo ataque químico, no hay el mismo consenso sobre el futuro de Al-Assad.

Ayer Spicer asentó la posición oficial: “Una Siria estable y pacífica con Al-Assad al mando no creo que sea un escenario posible”, la misma frase que expresó un día antes la embajadora ante la ONU, Nikki Haley, y distinta a la de Tillerson, aunque coinciden en que la prioridad es acabar con el Estado Islámico.

Sobre las versiones de que el ejército sirio está operando sin problema tras el ataque —incluso se dijo que había bombardeado un pueblo controlado por la oposición a Al-Assad—, Spicer dijo que se trata de “propaganda”.

El Pentágono informó de los daños causados por los 59 misiles Tomahawk disparados la noche del jueves. “El ataque dejó como resultado el daño o la destrucción de depósitos de munición y combustible, capacidad de defensa aérea y 20% de todos los aviones sirios operacionales”, dijo el secretario de Defensa, James Mattis. Asimismo, el ejército sirio habría perdido “la capacidad de abastecer o restablecer armamento” en el aeropuerto atacado.

La ofensiva ha distanciado a EU y Rusia. La tensión aumentó no sólo por la represalia contra Siria, sino porque las acusaciones de culpabilidad contra el ejército soviético se mantienen e intensifican. Un funcionario estadounidense en el anonimato aseguró a AP que la inteligencia de EU concluyó que Moscú sabía del ataque químico sirio una semana antes de que se produjera.

El termómetro de la relación será la visita oficial del secretario Tillerson a Moscú de esta semana. El Kremlin desestimó un encuentro con el presidente Vladimir Putin, por lo que sólo se verá con su homólogo Sergey Lavrov.

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