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El llamado “Efecto Trudeau” no sólo es visible en el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, sino también en su esposa, Sophie Grégoire, quien fue bautizada como “la primera dama más sexy del mundo” por el New York Post y ha sido comparada con Kate Middleton por su gran desenvolvimiento ante el ojo público, su activismo por los niños y las mujeres, y su gusto por la moda.
Recientemente Sophie volvió a los reflectores a nivel mundial luego de que, en el marco del pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, pidiera celebrar “a los hombres que nos alientan a ser quienes realmente somos y que tratan a las jóvenes y las mujeres con respeto".
ANTES DE TRUDEAU
Sophie nació el 24 de abril de 1975 en Montreal dentro de una familia acomodada. Hija única de Jean Gégoire, un corredor de bolsa, y Estelle Blais, una enfermera francontariana.
Asistió a varios de los colegios más exclusivos del país y en uno de ellos conoció y se hizo amiga de Michel Trudeau, el hermano menor de Justin y que murió en un accidente en 1998. Durante ese tiempo, apenas coincidió en un par de fiestas con Justin Trudeau.
Años más tarde, Sophie estudió comunicación en la Universidad de Montreal. Sus primeros trabajos fueron como recepcionista y agente de cuentas, además de desarrollarse en relaciones públicas, ventas y publicidad.
Sin embargo, decidió especializarse en radio y televisión y al poco tiempo consiguió empleo como reportera y presentadora en programas de espectáculos en la estación local de televisión LCN en Quebec y poco después como locutora del programa eTalk.
Durante esos años se aficionó al yoga e incluso obtuvo un diploma como instructora. También comenzó a trabajar como portavoz de diversas organizaciones dedicadas a la niñez y a las mujeres, un tema que se ha convertido en su bandera como esposa del primer ministro.
Fue en 2003, al asistir a una gala benéfica que volvió a encontrarse con Justin Trudeau y la conexión fue instantánea. En la autobiografía de Trudeau, “Common Ground”, el primer ministro confiesa que le declaró su amor a Sophie en la primera cita. “Tengo 31 años de edad y te he estado esperando desde hace 31 años”, le dijo. “Después, los dos lloramos como bebés”, confesó Sophie a la revista Vogue en 2015.
Meses después se mudaron juntos, se comprometieron en 2004 y un año después se casaron. Tras su boda, Sophie se alejó de su trabajo en la televisión, pero continuó con su activismo, además de apoyar la carrera política de su esposo.
Durante años, los periodistas preguntaron a Trudeau si seguiría el legado de su padre y buscaría ser primer ministro, y él siempre respondía que todo dependería de la decisión que tomara con Sophie, pues lo más importante para ambos era el núcleo familiar. La pareja tiene tres hijos: Xavier James, de 9 años, Ella-Grace Margaret, de 8, y Hadrien, de 3.
Al convertirse Trudeau en primer ministro en 2015, la agenda de su esposa se llenó de compromisos y eventos oficiales con autoridades de gobierno e importantes personalidades locales e internacionales.
POLÉMICAS
Las parejas de los primeros ministros de Canadá no han dejado marcada huella en la memoria de sus ciudadanos. Una excepción es Margaret Sinclair, esposa de Pierre Elliott Trudeau y madre del premier actual. A Sinclair se le recuerda por sus problemas psiquiátricos y sus fiestas con los altos círculos políticos y sociales del país.
Uno de los grandes problemas de Grégoire ha sido el de los desórdenes alimenticios. Sin embargo, ha mostrado coraje al relatar sus problemas con la bulimia nerviosa durante la adolescencia.
Relata que el problema comenzó cuando tenía alrededor de 17 años y se extendió hasta sus tempranos veinte, momento en el que confesó la enfermedad a sus padres y comenzó un período de recuperación que duró dos años.
Asegura que la terapia, el apoyo de sus seres amados y el yoga le ayudaron a recuperarse de la enfermedad.
Además de la facilidad para tratar con los reflectores, Sophie también comparte con Trudeau el buen humor, pues en varios eventos se ha animado a cantar ante el público e incluso se ha parodiado a sí misma.
Sin embargo, mientras unos celebran su actitud, otros aseguran que es sólo una evidente sed de atención.
El pasado 8 de marzo, Sophie Gregoire volvió a llamar la atención al pedir, en el marco del Día Internacional de la Mujer, que “celebremos a los muchachos y a los hombres que nos alientan a ser quienes realmente somos y que tratan a las jóvenes y las mujeres con respeto".
La esposa del gobernante llamó a las canadienses a iniciar "un movimiento que incite en mayor grado a los hombres a luchar con (las mujeres) por un futuro mejor".
"Tómense una foto de la mano con su aliado", pidió a sus congéneres a través de su cuenta en Instagram junto a una foto al lado de Justin Trudeau.
¿PRIMERA DAMA DE CANADÁ?
El cargo oficial de primera dama (o en su caso de primer caballero) es inexistente en Canadá. Sophie no percibe ningún sueldo y sólo tiene una asistente.
En mayo de 2015, causó polémica en Canadá al decir en una entrevista: “Quisiera estar por todas partes, pero no puedo. Tengo tres hijos en casa y un esposo que es primer ministro. Necesito apoyo. Necesito un equipo para ayudarme a servir a la gente”.
Usuarios de redes sociales y columnistas de algunos medios tuvieron opiniones encontradas, mientras unos comentaron que Grégoire representa al país y requiere de mayor asistencia en beneficio de la nación, otros criticaron el uso de recursos públicos por una persona que no fue elegida por elección popular.
Trudeau apaciguó el revuelo al señalar en una rueda de prensa que estaba muy orgulloso de la labor que desempeña su esposa y que buscaría brindarle más apoyo.
LOS KENNEDY DE CANADÁ
La pareja más famosa de Canadá aparece en eventos públicos con una actitud siempre cercana a la gente, un aire relajado, halagos mutuos y un constante halo de romanticismo entre ellos.
Al igual que Trudeau, Grégoire se siente cómoda entre los reflectores. Ambos han posado juntos para decenas de revistas y, por su trabajo como presentadora y vocera de organismos sociales, ella tiene experiencia para estar ante el ojo público.
La esposa del premier también ha sabido aprovechar su importante papel para exhibir creaciones de diseñadores canadienses, como Lucian Matis y Duy.
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