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El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Paul Ryan, reveló ayer el proyecto para derogar y reemplazar la reforma sanitaria del ex presidente Barack Obama, conocida con Obamacare, para cumplir una de las grandes promesas del Partido Republicano y del actual presidente, Donald Trump.
La reforma sanitaria se había convertido en el caballo de batalla político de los últimos años. Mientras los republicanos presentaban una pelea feroz contra Obamacare —que es considerada como “una pesadilla” por Trump—, los demócratas defendían a ultranza la reforma que ha permitido a más de 20 millones de estadounidenses contar por primera vez con un seguro de salud desde que se implementó en 2010.
“Ha llegado el momento de pasar página y rescatar nuestro sistema de salud de esa desastrosa ley”, dijo Ryan en un comunicado.
La derogación y substitución de Obamacare fue uno de los principales pilares del programa electoral de Trump y todo el Partido Republicano en las últimas elecciones, y con la presentación del primer borrador cumplen con su promesa.
La nueva iniciativa acaba con el sistema de subvenciones y lo sustituye por uno de créditos fiscales que en lugar de variar en función de la renta (a menos ingresos, más descuentos) lo hacen en función de la edad (más descuentos cuanto más viejos). De la misma manera, los republicanos quieren frenar la expansión del programa Medicaid, el cual está destinado a personas con bajos ingresos y con discapacidad.
Además, elimina la penalización fiscal por no tener seguro médico contratado, lo que seguramente hará bajar el número de asegurados en el país.
La popularidad de algunas de las medidas de Obamacare, sin embargo, ha obligado a los republicanos a mantener algunos aspectos de la iniciativa del ex presidente Obama.
En el proyecto se mantiene la prohibición de discriminar por la preexistencia de enfermedades en el momento de la contratación del seguro médico o la posibilidad de incorporar hijos de hasta 26 años en el plan de salud de sus padres.
La propuesta todavía tiene que pasar por la revisión de la oficina de presupuesto del Congreso, para analizar el coste de la misma.
La presentación del documento se realiza cuando miles de ciudadanos han salido a la calle para pedir el mantenimiento de la actual ley sanitaria, incluso confrontando a sus legisladores exigiéndoles que en lugar de restricciones apostaran por ampliaciones y rebatiéndoles que, si tan bueno es su programa, dejen sus seguros privados para pasar a sus nuevas propuestas.
Ahora, dará inicio una batalla legislativa que se prevé dura y que no tiene un resultado previsible. Muchos dudan que grandes nombres del Partido Republicano puedan apoyar esta medida. De momento ya son cuatro senadores conservadores los que han advertido que no pueden votar a favor del texto tal y como está actualmente.