El candidato de derecha a la presidencia de Francia, François Fillon, desafió ayer a los miembros de su partido (Los Republicanos) que le exigen su renuncia por un escándalo judicial, y aseguró: “Nadie puede impedirme ser candidato”.

A siete semanas de la primera vuelta electoral y afectado por un escándalo de presuntos empleos ficticios que lo hundió en los sondeos, Fillon convocó ayer a decenas de miles de sus seguidores en un mitin en Plaza Trocadero, cerca de la Torre Eiffel.

En su discurso, el ex primer ministro, de 63 años, reconoció haber cometido “un error” al contratar a su esposa Penelope como asistente parlamentaria, al tiempo que aseguró que su candidatura “es apoyada por una mayoría de votantes de derecha y de centro (...) Es lo que yo creo y lo que he demostrado esta tarde”.

Al mitin asistieron entre 35mil y 40 mil personas, según la policía.

Posteriormente, en declaraciones a la televisión francesa, el candidato conservador dijo que no ve razones para retirarse, sobre todo después del apoyo popular recibido en la calle, y aunque señaló que está dispuesto a dialogar con su partido, insistió en que la decisión final la tomará él.

Subrayó que su intención de seguir adelante “se ha visto confortada” por la concentración de 200 mil personas en el mitin, según su versión.

Explicó que si abandonara la carrera electoral en este momento, eso conduciría a “un callejón” para la derecha y el centro.

“Cualquier candidatura improvisada a 50 días de las elecciones presidenciales, con un proyecto que no sería de ruptura ni un proyecto en el fondo radical como el que he propuesto, y que ocasionó mi victoria en las primarias (...) conduciría al fracaso”, aseguró.

“No soy autista, veo las dificultades (...) No estoy encerrado en una certidumbre, pero constato que no hay alternativa”, señaló.

Fillon está acusado de haber pagado, a lo largo de varios años, cerca de 900 mil euros a su mujer y sus hijos por empleos inexistentes.

En las últimas semanas el escándalo lo ha desplomado en los sondeos de cara a la primera vuelta de la presidencial, que tendrá lugar el 23 de abril, y ahora aparece tercero detrás de la ultraderechista Marine Le Pen, y del centrista Emmanuel Macron.

Ante ese panorama, el ex primer ministro Alain Juppé, con un programa más centrista y derrotado por Fillon en las primarias de la derecha, se mostró dispuesto a sustituir al candidato de Los Republicanos.

Ayer por la noche tuiteó que hoy (lunes) hará una declaración en Burdeos, ciudad de la que es alcalde.

Se tiene previsto que la cúpula del partido se reúna también para estudiar la situación actual, mientras que uno de los barones del partido, el presidente de la región de Provenza-Alpes-Costa Azul, Christian Estrosi, dijo que él y otros dos responsables se encontrarían hoy mismo con Fillon para urgirlo una vez más a retirarse.

El peligro para los conservadores es perder unas elecciones que esperaban ganar cómodamente antes de que el semanario Le Canard Enchaîné revelara el escándalo de la familia Fillon a mediados de enero.

La esposa del candidato conservador se expresó por primera vez en público este domingo en una entrevista para el periódico Le Journal du Dimanche. En ella, Penelope Fillon negó el carácter ficticio del empleo que le dio su marido y afirmó que llevó a cabo “tareas muy variadas” para él cuando era diputado.

Los diputados franceses tienen derecho a contratar a familiares, siempre y cuando realicen un trabajo real.

Fillon había declarado que abandonaría la carrera si era inculpado por la justicia, antes de dar marcha atrás y decir que sólo se someterá al “sufragio universal”.

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