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Una reyerta se desató ayer en una playa del sur de California en la que marchaban partidarios del presidente Donald Trump cuando opositores rociaron a los organizadores con gas pimienta, informaron las autoridades.
La violencia comenzó cuando la marcha de unas 2 mil personas en la playa estatal Bolsa Chica llegó hasta donde estaba un grupo de unos 30 opositores al mandatario, algunos de los cuales comenzaron a arrojar el gas irritante, dijo el capitán Kevin Pearsall de la Policía de Parques Estatales de California. Tres personas fueron arrestadas bajo sospecha de uso ilegal de gas pimienta, agregó.
Hubo varios arrestos más y dos personas sufrieron lesiones menores. Pearsall dijo que no tenía más detalles. El periódico Los Angeles Times reportó que un manifestante opuesto a Trump que presuntamente usó el irritante de ojos fue pateado y golpeado sobre la arena por un grupo de partidarios del presidente. Antes de que la marcha comenzara, opositores a Trump dijeron que planeaban detenerla con un “muro humano”.
En Filadelfia se impidió una marcha similar tras registrarse peleas entre simpatizantes y detractores.
Los organizadores de la marcha MAGA (“Make America Great Again”, o hacer grande a EU otra vez, el slogan de campaña de Trump que se refería a recobrar la grandeza del país) habían lanzado la convocatoria para 40 ciudades, pero la respuesta fue escasa.
Aun así, Trump tuiteó: “Gracias por todas las marchas proTrump de hoy. Increíble apoyo. ¡Haremos grande a EU de nuevo!”.
El mandatario intentó proyectar una imagen de fortaleza tras el fracaso de su reforma sanitaria, garantizando aprobar una nueva ley y centrándose en otras promesas de campaña. Obamacare explotará y nosotros nos uniremos para sacar adelante un gran plan de salud para la gente. ¡No se preocupen!”, tuiteó, aludiendo a la reforma sanitaria del gobierno de Barack Obama que permanecerá vigente, luego de que el proyecto para sustituirlo que presentó la nueva administración no logró el viernes el apoyo necesario siquiera para ser votado en el Congreso.
Una rebelión interna en el partido, con moderados y radicales que discrepaban del proyecto de ley, hizo imposible recabar los 216 votos necesarios para aprobar la propuesta.
El vicepresidente Mike Pence consideró que la retirada del proyecto de ley “es una victoria del statu quo en Wa-shington” y prometió que “esta victoria no durará mucho”. También argumentó que el Trumpcare fracasó porque el Congreso “no estaba preparado” para una reforma así.