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El terrorismo golpeó ayer el corazón de la democracia de Reino Unido, el palacio de Westminster, sede del Parlamento británico.
El ataque, perpetrado aparentemente por un individuo que actuó en solitario a unos pasos del famoso Big Ben, dejó al menos cinco muertos, incluyendo el agresor, y 40 heridos, entre los que figuran tres policías —dos de ellos graves— y tres estudiantes franceses.
El incidente terrorista además evaporó el sentimiento que tenían muchas personas, de trabajar en una de las zonas más resguardadas del planeta. West-
minster era considerado hasta este miércoles el distrito más protegido por las fuerzas de seguridad británicas.
Con este “hecho terrorista”, como lo describió la Policía Metropolitana, Londres se suma a una lista negra que tenía como último antecedente el caso del fundamentalista Ziyed Ben Belgacem, quien fue abatido a tiros el sábado pasado tras intentar quitarle el fusil a una militar en el aeropuerto de París-Orly.
“Los londinenses no serán intimidados por el terrorismo”, sentenció en un mensaje el alcalde de la capital británica, Sadiq Khan.
Según la policía local, alrededor de las 14:40 hora local (8:40 hora de México) un sujeto embistió deliberadamente con un automóvil contra varias personas que transitaban por el puente de Westminster, altamente concurrido por oficinistas, grupos de escolares y turistas. Ahí se produjo el mayor número de víctimas y heridos. Una mujer sufrió fuertes lesiones tras caer al río Támesis, de donde fue rescatada.
El vehículo continuó su curso hasta chocar contra las vallas que resguardan el Parlamento británico.
Empuñando un cuchillo, el hombre salió del vehículo para apuñalar a un policía que resguardaba el complejo, y cuando intentaba dirigirse a un segundo uniformado, a la altura del estacionamiento que conduce al acceso al Parlamento, zona conocida como Old Place Yard, fue abatido por las fuerzas de seguridad.
A partir de ese momento el pánico y la incertidumbre se apropió de la zona, obligando a las autoridades a restringir todo tipo de movimiento, incluyendo el de decenas de legisladores británicos, quienes permanecieron encerrados durante varias horas.
La primera ministra, Theresa May, quien habitualmente acude los miércoles al Parlamento para rendir cuentas al Poder Legislativo, fue la única que pudo abandonar el recinto para ser trasladada a un sitio seguro, en donde permaneció durante horas hasta regresar a su domicilio en Downing Street.
Por la noche, las autoridades identificaron al policía muerto como Keith Palmer, de 48 años de edad y 15 de servicio. La identidad del atacante no había sido revelada.
May condenó los atentados, que calificó de “enfermos y depravados”. Aseguró que los ciudadanos del Reino Unido nunca cederán ante el terrorismo y que el Parlamento reanudará este jueves sus labores.
El nivel de amenaza terrorista no fue modificado y se mantiene en severo.
Varios líderes del mundo manifestaron su solidaridad con el gobierno de Theresa May. La canciller alemana, Angela Merkel, aseguró que su país se mantiene unido “codo con codo” con el Reino Unido.
Desde Francia, François Hollande señaló que su país —que también ha sido golpeado por el terrorismo— entiende el sufrimiento del pueblo británico.
También expresaron su solidaridad el presidente de Estados Unidos, Donald Trump; el primer ministro de Bélgica, Charles Michel, y el premier italiano, Paolo Gentiloni, entre otros.
Con información de agencias