El gobierno turco ha vuelto a usar a los refugiados que huyen de la guerra y la miseria como arma política en su disputa con la Unión Europea (UE) y amenazó ayer no sólo con romper el pacto cerrado hace un año, sino también con enviar a 15 mil de ellos al mes a Europa. Todo esto tras la tras la polémica suscitada por la anulación de mítines a favor del presidente Recep Tayyip Erdogan en Alemania y Holanda.
“Tenemos un acuerdo de readmisión. Si quieren, cada mes abrimos el camino a 15 mil refugiados y pierden la cabeza”, dijo hace unas horas el ministro de Interior de Turquía, Süleyman Soylu.
“Deben tener en cuenta que no pueden jugar en la región sin contar con Turquía”, añadió.
Soylu criticó que varios países europeos, sobre todo Alemania y Holanda, anularan mítines organizados por el gobierno turco para defender el sí en el referéndum del 16 de abril, con el que pretende aumentar los poderes de Erdogan. “¿Va a cambiar la Constitución en Alemania? ¿En Holanda? (...) Son nuestros asuntos internos. ¿Qué les importa? ¿En qué se meten?”, declaró el ministro.
Ankara amenaza regularmente a la UE con suspender el acuerdo cerrado en marzo de 2016 por el que aceptó recibir de vuelta a refugiados llegados a Grecia desde su territorio, a cambio de ayuda económica y la exención de visados para sus ciudadanos.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) reaccionó ayer ante la nueva amenaza e instó al gobierno turco a no utilizar a los niños ni a los refugiados e inmigrantes indocumentados como “moneda de cambio” en el conflicto con la UE.
“Los niños jamás deberían ser utilizados como moneda de cambio. Los refugiados y los inmigrantes no deberían ser manipulados por razones políticas, en particular los más vulnerables”, señaló el coordinador de la célula de refugiados e inmigrantes de Unicef, Lucio Melandri, al tiempo que la Organización Internacional de Migraciones (OIM) alertaba que la cifra de muertes de migrantes aumentó 27% en 2016 en el mundo, a 7 mil 763, con respecto al año anterior.
Turquía acusa a la UE de no cumplir su parte del acuerdo, de no entregar los 3 mil millones de euros prometidos y de mantener la obligatoriedad del visado a los turcos que quieren viajar a Europa.
El gobierno alemán subrayó ayer que no tiene indicios de que Ankara vaya a suspender el acuerdo. Un portavoz del Ministerio Asuntos Exteriores reconoció que Turquía “amenaza ocasionalmente” a la UE con suspender el tratado, pero que éste “continúa siendo aplicado por ambas partes”.
La amenaza se enmarca en el conflicto, especialmente con Alemania y Holanda, por el veto a que ministros turcos hagan campaña para pedir a sus nacionales en esos países su apoyo a la reforma constitucional para dar el poder ejecutivo al presidente Recep Tayyip Erdogan. Esa reforma será decidida el próximo 16 de abril en un referéndum, cuyo resultado se anticipa muy ajustado.
La reacción turca ha sido acusar a Alemania y Holanda de prácticas nazis y fascistas y a ese último país de asesinar a 8 mil bosnios musulmanes en 1995 en la ciudad de Srebenica, una matanza que fue cometida en realidad por tropas serbobosnias, mientras cascos azules holandeses custodiaban la localidad.
Un diario progubernamental turco publicó ayer en su portada un fotomontaje de la canciller alemana, Angela Merkel, con uniforme nazi y el titular Frau Hitler. El rotativo Günes la acusó de “tomar el liderazgo de los fascistas” y de utilizar a países como Austria, Holanda y Bélgica para atacar a Turquía.
El propio presidente Erdogan quien al estar en campaña electoral interviene continuamente en público con referencias al tema, pidió ayer a los turcos que viven en la Unión Europea que tengan cinco hijos y aseguró que ellos son el futuro de Europa.
“Llamo a mis ciudadanos, mis hermanos y hermanas en Europa, a tener cinco hijos. No tengan sólo tres hijos, tengan cinco”, declaró Erdogan, quien añadió: “Esto es porque son el futuro de Europa. Será la mejor respuesta a la vulgaridad, el antagonismo y la injusticia que se comete contra nosotros”.
Erdogan se refirió también a la decisión del Tribunal de Justicia de la UE de considerar no discriminatorio que una empresa privada prohíba a sus empleados lucir el velo islámico o el uso visible de cualquier signo político, filosófico o religioso. “Prohíban la kipá, si pueden”, retó Erdogan en referencia a tocado con el que los judíos se cubren la cabeza.