La marcha del populismo paró en las costas del Mar del Norte tras la derrota sufrida en las legislativas holandesas por uno de sus máximos exponentes en Europa, Geert Wilders.
Los holandeses acudieron masivamente a las urnas para mantener el rumbo de la estabilidad y evitar que el Partido de la Libertad (PVV) del xenófobo Geert Wilders se convirtiera en la fuerza política más grande del Parlamento.
De acuerdo con los sondeos a pie de urna difundidos por Ipsos, Wilders aumentó su fuerza parlamentaria, de 15 a 19 escaños, pero muy lejos de los niveles pronosticados en diciembre cuando era el gran favorito. Al final quedó relegado a la oposición.
El Partido Liberal (VVD) de Rutte retrocedió, pero sin perder el título de la fuerza parlamentaria más numerosa y la mano para formar el próximo gabinete, con 32 escaños.
Notablemente satisfecho con los resultados y luego de conversar con sus homólogos de Alemania y Bélgica, Rutte dijo que los holandeses apostaron por “seguridad y “estabilidad”, así como pusieron alto al “populismo equivocado” tras el Brexit —la salida de Reino Unido de la Unión Europea— y la victoria de Donald Trump en las presidenciales estadounidenses. El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, felicitó a Rutte por su victoria y saludó la “votación por Europa, contra los extremistas”.
Al cierre de esta edición, se ubicaban empatados con el PVV, como segunda fuerza política, los progresistas Demócratas 66 (D66) de Alexander Pechtold, y los Democristianos (CDA) de Sybrand Buma, quienes habrían crecido en la cámara en un tercio.
Ambas agrupaciones figuran como candidatas a formar el próximo gobierno de coalición, el cual necesitará de la cooperación de por lo menos cuatro partidos para alcanzar la mayoría legislativa, 76 escaños de los 150 que integran el Parlamento. Otros ganadores de la contienda fueron los Verdes de Izquierda de Jesse Klaver.
La gran ganadora fue la democracia naranja al registrar una participación de alrededor de 82%, la más alta desde 1986. La afluencia fue de tal nivel que en algunas ciudades, como Nimega, las casillas permanecieron abiertas, insólitamente, después del horario tope.
Klaver, llamado también el “Justin Trudeau” holandés por su juventud y estilo parecido al primer ministro de Canadá, dio la campanada reemplazando por vez primera al Partido Laborista (PvdA) como la fuerza principal de la izquierda. Por su parte, los laboristas, integrantes del actual gobierno de coalición de Rutte, sufrieron una derrota histórica, pasando de segunda a séptima fuerza política.
El desempeño de Rutte fue por encima del pronosticado y probablemente respondió al apoyo del voto de aquellos indecisos que temían que el populismo que triunfó en el Brexit y los comicios presidenciales estadounidenses contaminara a Holanda, y después se propagara a Francia y Alemania, dos países fundadores de la Unión Europea que celebrarán en los próximos años elecciones clave. “Me dolió dar mi voto al VVD, pero era el más inteligente posible si no querías que ganara Wilders”, dijo la holandesa Bianca Rotsaert a EL UNIVERSAL.
También pudo haber impactado en el resultado la crisis diplomática desatada el fin de semana con el régimen del Presidente turco Tayyip Erdogan. Para Wil Pansters, profesor de Ciencias Sociales de la Universidad de Utrecht, el votante holandés habría premiado a Rutte por la forma como ha gestionado los ataques de Ankara, que incluso acusó a Holanda de la masacre de ocho mil musulmanes en la ciudad de Sbrenica durante la guerra de Bosnia.
Por otro lado, según analistas, la candidatura de Wilders perdió fuerza como consecuencia de las lecciones del populismo del presidente estadounidense Donald Trump, cuyo gobierno se ha caracterizado por el caos y la incertidumbre.
La falta de expectativas de poder gobernar, también habría afectado al ultranacionalista. Ninguna de las principales fuerzas políticas estaba abierta a formar un eventual gobierno de coalición con el PVV.
“El mensaje que los holandeses envían es uno que amortigua la expectativa existente de que una onda populista golpeará a Europa como golpeó a Estados Unidos”, dice a este diario Ruud Koole, politólogo de la Universidad de Leiden.
“El populismo es importante en los Países Bajos pero no abrumador. El populismo alemán (AfD) y el francés (Frente Nacional) no podrán utilizar el ejemplo holandés para predecir una victoria del populismo de extrema derecha en Europa en 2017”, asegura el experto.
Wilders reaccionó a través de las redes sociales haciendo mención a los curules ganados y afirmando que Ru-
tte lejos está de deshacerse de él.