Entre las más de 600 empresas que se han mostrado interesadas en construir el muro que el presidente Donald Trump quiere en la frontera entre México y Estados Unidos, al menos 60 son hispanas que están dejando de lado las consideraciones políticas ante la oportunidad de negocio.
“Honestamente, para nosotros sería antes que nada un trabajo más de infraestructura y creador de empleos, algo que tanto necesitamos en Nuevo México”, declaró Mario Burgos, de la empresa de construcción Burgos Group, quien destacó que en el estado tienen un desempleo de 6.7%, el más alto del país.
Hijo de un peruano, Burgos dijo que la participación de su empresa familiar en un proyecto que puede repartir contratos por más de 20 mil millones de dólares, no tiene ninguna connotación antiinmigrante, sino que es una cuestión práctica.
Lo mismo opinó Amadeo Sáenz, de la empresa texana J. D. Abrams, quien declaró que, a pesar de ser una cooperativa propiedad de los empleados desde hace ocho años, en su mayoría hispanos, cuando decidieron participar no consideraron los “aspectos políticos, sino económicos” del proyecto.
Esta constructora ubicada en Austin ha realizado hasta el momento carreteras y puentes por valor de 300 millones de dólares, en contratos estatales y federales, y ahora ve la oportunidad de participar en un enorme proyecto.
Ricardo Díaz, de Halbert Construction, ubicada en El Cajón, cerca de San Diego (California), dijo que su empresa tiene 38 empleados con orígenes y opiniones muy diferentes sobre Trump y el muro, pero eso no fue obstáculo.
“Alguien tiene que hacerlo, trabajo es trabajo, sin importar las afiliaciones políticas”, declaró.
Desde Puerto Rico, el ingeniero militar retirado Patrick Balcázar también se interesa en el muro ante la falta de trabajo en la isla.
En tanto, la empresa Ecovelocity, con sede en Puebla, ha expresado su interés por iluminar el muro, pero solamente del lado mexicano.
Según la convocatoria del gobierno estadounidense, el muro, que se construiría en tres etapas, tendría 30 pies de altura y debería ser resistente a daños intencionados, en un proyecto que por lo menos demandaría tres años y medio de trabajo, según lo informado por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), que deberá lidiar con la compra de terrenos y expropiaciones.
Al respecto, el diario The Observer informó que el gobierno estadounidense ha hecho ofertas a gente que tiene sus propiedades en la frontera para adquirir los terrenos donde se levantaría el muro.
Según la información, las autoridades ofrecieron 2 mil 900 dólares por un terreno de 4.8 mil metros cuadrados a una familia que vive cerca Los Ebanos, Texas.