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Dos años después del terremoto de Nepal que causó 9 mil muertos y destruyó miles de viviendas, muchas personas que se refugiaron en campamentos temporales se encuentran ahora en la incertidumbre por la decisión del gobierno nepalí de demoler esos refugios para que se acojan a un programa de ayudas.
Cientos de personas fueron hoy desalojadas del campamento de refugiados de Boudha, en Katmandú, un lugar que albergaba desde el sismo de 2015 unas 400 carpas precarias en las que vivían unas 2 mil personas.
Una de ellas era Kagi Tamang, de 32 años, originario del distrito nororiental Sindhupalchowk, uno de los más afectados por la tragedia.
Sin estudios y trabajador de la construcción, Tamang llegó a Boudha días después del terremoto tras pasar varias semanas a la intemperie y desde entonces vivía junto a los cuatro miembros de su familia en un cobertizo improvisado hecho de lonas de plástico y palos de bambú.
Casi 23 meses después de la tragedia, la familia Tamang se enfrentó hoy a un nuevo revés cuando alrededor del mediodía un centenar de miembros de la Policía llegaron al lugar, acordonaron la zona y pidieron a la gente que sacara sus cosas de las chabolas.
A continuación los agentes y dos excavadoras empezaron a demoler las precarias estructuras ante la perplejidad de la gente.
"¿Adónde se supone que debo irme ahora?", se preguntó Tamang en declaraciones a Efe.
Su casa en Sindhupalchowk, donde vivían sus padres se convirtió en escombros durante el sismo y sus progenitores residen en viviendas temporales hechas de placas de zinc desde entonces.
Tamang dice que no puede volver allí porque no hay trabajo para subsistir.
"Estoy dispuesto a ir a casa si el Gobierno me garantiza un trabajo", declaró.
El oficial jefe del distrito, Himnath Dawadi, indicó a Efe que decidieron demoler el asentamiento después de que la gente empezara a hacer oídos sordos a los reclamos del Gobierno para que regresaran a sus casas y se acogieran a las ayudas que dan las autoridades.
Aseguró que ya hace un mes les pidieron por escrito que dejaran el lugar.
El Ejecutivo ha anunciado una ayuda de unas 300.000 rupias nepalíes (alrededor de 2.760 dólares) para cada persona que haya perdido su vivienda en el desastre en tres plazos.
La Autoridad Nacional para la Reconstrucción (NRA) asegura que la mayoría de las víctimas ya han recibido el primero de los pagos, por valor de 50.000 rupias (unos 460 dólares) y que el segundo desembolso, de 150.000 rupias (unos 1.380 dólares), está en camino en los distritos afectados.
"Les hemos pedido que tomen la ayuda dada para vivienda por el Gobierno y construyan sus propias casas mejor que ocupar terreno público en una zona de gran valor en la capital", afirmó Dawadi.
Shanta Ram Dhungana, de 40 años y cuya familia también estaba alojada en la zona, aseguró que la mayoría de la gente viven de su trabajo diario en la zona.
"Nadie prefiere vivir en un refugio si tiene una casa", indicó a Efe, al pedir que el Gobierno les dé una alternativa.
No obstante, Dawadi afirma que el Gobierno les permitió estar en el sitio durante dos años con la esperanza de que pudieran encontrar un lugar alternativo donde vivir.
"Si no desean volver a sus casas, siempre pueden alquilar una casa", agregó.
Alrededor de 9.000 personas murieron y más de 21.000 resultaron heridas en el terremoto de 2015, que dejó pérdidas por valor de unos 7.000 millones de dólares, además de 554.000 familias sin hogar.
La NRA, la entidad gubernamental encargada de la reconstrucción, presenta hasta el momento un balance de apenas 75.000 casas construidas.
El portavoz de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Mohna Ansari, criticó hoy en la red social Twitter el desalojo de los refugiados.
"Qué acto tan inhumano, al menos permítanles sacar sus cosas y empezar el proceso de rehabilitación permanente antes de demoler", afirmó.
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