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El gobierno tenía toda mi información, sabía que no pertenecía a una pandilla, asegura el dreamer Daniel Ramírez Medina, quien fue arrestado por las autoridades estadounidenses pese a contar con la protección del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), en un texto para el diario The Washington Post.
En el artículo titulado I’m a dreamer, but immigration agents detained me anyway [Soy un dreamer, pero los agentes de migración me detuvieron de todas maneras], el joven señala que pasó su cumpleaños 24 en el centro de detención, en Tacoma, donde lleva más de un mes. Destaca que ha vivido prácticamente toda su vida en EU —llegó al país cuando tenía 7 años— y que una de sus mayores preocupaciones es que este tiempo ha estado alejado de su hijo de tres años, quien “es su mundo”.
Recordó cuando fue aprobado en el programa DACA y después comenzó a trabajar recolectando naranjas en un campo de California, con la ilusión de dedicarse a pintar o a reparar vehículos, porque con esa ley el gobierno le prometió que podría tener un empleo para hacerse cargo de su familia y poder vivir sin miedo a ser deportado.
Sin embargo, Ramírez señala que sucedió lo contrario, porque los agentes migratorios lo detuvieron bajo el argumento de que pertenece a una pandilla, por un tatuaje que tiene en el brazo en honor a La Paz, Baja California Sur, si ciudad natal. Subraya que el gobierno estadounidense no tenía que desconfiar de él, porque fue investigado cuando entró a DACA y dio toda su información personal y huellas dactilares, las cuales fueron cotejadas con las bases de datos estatales y federales, en las cuales se corroboró que él no tenía antecedentes penales.
Sin embargo, dice, para los agentes todo ese proceso para ser aceptado en DACA no sirvió de nada. Pero a pesar de todo lo que ha vivido, afirma que mantiene la esperanza en EU y en la promesa de tener un mejor futuro, con la que lo trajeron sus papás.