Carlos "El Chacal", otrora uno de los criminales más buscados del mundo, volvió el lunes a una corte francesa, acusado de un ataque con una granada contra una tienda de París en el que murieron dos personas hace más de 40 años.
El venezolano, cuyo nombre real es Ilich Ramírez Sánchez, ha estado detenido en Francia por 23 años desde que fuerzas especiales galas lo capturaron en Jartum y fue condenado previamente a cadena perpetua por mortales ataques llevados a cabo en las décadas de 1970 y 1980.
En su juicio más reciente, que comenzó el lunes en París y se extendería hasta finales de mes, el venezolano enfrenta cargos que incluyen asesinato, por el ataque del 15 de septiembre de 1974 contra una tienda Publicis en el centro de la capital francesa, que también dejó 34 heridos. Ramírez niega haber participado en el atentado.
Ramírez, de 67 años y con cabello blanco, se negó a dar su nombre en la corte y dijo que tenía 17 años "más unos 50 años". En las décadas de 1970 y 1980, el militante marxista y apodado el "pistolero de elite" se convirtió en un símbolo del antiimperialismo de la Guerra Fría y el enemigo número uno de los gobiernos occidentales.
Ratificó su notoriedad en 1975 con la toma de ministros de petróleo de la OPEP como rehenes en Viena en nombre de la lucha palestina y se convirtió en un asesino a sueldo internacional con protectores soviéticos.
Ramírez fue condenado en 1997 por el asesinato de dos policías franceses y un informante en 1975 en París y en 2011 por organizar ataques a dos trenes, una estación de tren y una calle de París que dejaron 11 muertos y unos 150 heridos.
Los investigadores dicen que establecieron vínculos entre el caso Publicis, Ramírez y una toma de rehenes en la embajada francesa en La Haya dos días antes por el grupo militante Ejército Rojo Japonés.
La granada de mano fabricada en Estados Unidos utilizada en el ataque a la farmacia provino del mismo lote que las tres granadas usadas en el ataque en La Haya y otra hallada en el apartamento que Ramírez usaba en París, según los investigadores.
Hablando con Reuters antes del juicio, el abogado de Ramírez, Francis Vuillemin, dijo que los cargos contra el venezolano no tenían ninguna posibilidad de avanzar. Atacó el testimonio "contradictorio y deshonesto" en el caso y un procedimiento que, dijo, no respetó la ley.