Por sorpresa, Donald Trump abrió la puerta ayer a una reforma migratoria con matices. El presidente de Estados Unidos se enfrentó a su discurso más solemne en los 40 días que lleva en el gobierno, ante la sesión conjunta del Congreso, e hizo un llamado a cambiar las reglas del sistema migratorio por uno que privilegie los méritos, más que a los trabajadores poco cualificados.

“Creo que una reforma migratoria positiva y real es posible siempre y cuando nos centremos en favorecer los empleos, fortalecer nuestra seguridad nacional y restablecer el respeto por nuestras leyes”, dijo Trump.

Según él, el actual sistema migratorio cuesta demasiado dinero a los bolsillos estadounidenses y se requiere uno que tenga como “principio básico” que los que quieran entrar al país sean capaces de sostenerse financieramente por ellos mismos. “Cambiando el sistema actual de inmigración de baja calificación y adoptando un sistema basado en méritos —como el canadiense o el australiano—, tendremos muchos beneficios: ahorrará incontables dólares, incrementará los salarios de los trabajadores y ayudará a las familias en apuros —incluyendo a las familias de migrantes— a entrar a la clase media”, aseguró.

Sin más detalles, Trump animó a republicanos y demócratas a “trabajar juntos para conseguir este resultado que nuestro país ha eludido durante décadas”, haciendo referencia a los intentos fracasados de reforma migratoria de sus antecesores en el cargo.

Poco después, el jefe de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McCo-
nnell, dijo que si Trump tiene una propuesta migratoria, “estaríamos contentos de echarle un vistazo”, pero que al mandatario le falta mucho para lograr una reforma bipartidista, particularmente ante el “miedo” que han generado sus decretos migratorios que potencian la criminalización de migrantes y abren la puerta a deportaciones masivas.

La retórica que empleó Trump anoche supuso un leve cambio al mensaje antiinmigrante. Sin embargo, la realidad sigue siendo de dureza —“al momento que estoy hablando, estamos sacando del país a pandilleros, narcotraficantes y criminales... Los malos están saliendo mientras hablo, tal como lo prometí”, dijo en su discurso— y no hubo atisbo del giro radical que se intuía horas antes, cuando medios de comunicación estadounidenses como CNN y The New York Times informaron que Trump se había mostrado dispuesto a una reforma migratoria con vías a la legalización para los indocumentados sin delitos que actualmente están en el país, a fin de que pudieran quedarse en EU y trabajar sin temor a ser deportados, e incluso un camino hacia la ciudadanía para los 750 mil jóvenes dreamers protegidos por el programa DACA del ex presidente Barack Obama, siempre y cuando ambos partidos estuvieran de acuerdo.

En el discurso ante el Congreso no hubo mención a este aspecto. En cambio, anunció la creación de una oficina para las “Víctimas de Crímenes cometidos por Inmigrantes” (VOICE, por sus siglas en inglés), tras presentar a familiares de víctimas de inmigrantes indocumentados violentos y criminales presentes en el recinto.

En conjunto, Trump se mostró más presidencial, con un tono más suave, conciliador, optimista y unificador de lo que EU estaba acostumbrado hasta ahora, aunque apostó por el nacionalismo proteccionista. También repasó los éxitos de sus primeros días. Recordó que “para restaurar el imperio de la ley” el “gran muro” en la frontera con México empezará a edificarse “más pronto” de lo esperado y que una vez levantado “será un arma muy eficaz contra el crimen y las drogas”, aunque no mencionó su clásico de que será el gobierno mexicano el que pague la construcción.

También habló de la necesidad de renegociar el Tratado de Libre Comercio (TLCAN), al que Trump culpa de la pérdida de una cuarta parte de los trabajos en manufactura de EU desde que fue aprobado. En este sentido, se declaró un defensor del “libre comercio”, siempre y cuando sea un comercio “justo”.

El discurso fue altamente aplaudido por los legisladores republicanos y seguido con respeto pero sin entusiasmo por los demócratas, que se hicieron acompañar de refugiados o dreamers para mostrar el rostro de aquellos que sufren en primera persona las medidas del presidente. El rechazo a las políticas de Trump fue tal que, tan pronto el mandatario dijo su última frase, los demócratas abandonaron el Congreso a la carrera.

Con información de AP

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