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Washington.— El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se jactó ayer de la diplomacia “dura” con la que tiene desconcertado al mundo y prometió mantenerla para que ninguna nación vuelva a “aprovecharse” de su país.
Durante el Desayuno Nacional de Oración, Trump dijo, refiriéndose a las llamadas telefónicas que ha tenido en los últimos días con líderes mundiales y cuyo contenido se ha filtrado con gran polémica: “No se preocupen por ello. Tenemos que ser duros. Es momento de ser un poco duros, amigos. Todos los países del mundo se están aprovechando de nosotros, prácticamente. No va a seguir pasando”.
Primero fueron los aparentes desplantes al presidente mexicano Enrique Peña Nieto; después, se dio a conocer la conversación que sostuvo con el premier australiano Malcolm Turnbull que terminó en discusión cuando el jefe de gobierno australiano intentó saber si EU cumplirá el compromiso alcanzado en la administración de Barack Obama de aceptar a mil 250 refugiados procedentes de Australia. Trump calificó el pacto del “peor de la historia”.
La Casa Blanca negó que Trump le haya colgado el teléfono a Turbull, como se informó. “Esta ha sido la peor conversación, de lejos”, habría espetado el mandatario al australiano. Turnbull dijo que la llamada con Trump fue “muy franca y directa y terminó cortesmente” y que había convencido al estadounidense de “adherirse” al pacto.
El tono agresivo de Trump va más allá de las llamadas. Tras la prueba de un misil por parte de Irán, el mandatario estadounidense dijo ayer que una posible acción militar contra ese país no está “fuera de la mesa”. Medios de EU, citando a fuentes enteradas, dijeron que se impondrían sanciones a ocho entidades iraníes por actividades relacionadas con el terrorismo y a otras 17 por actividades vinculadas con los misiles.
El miércoles, el asesor de seguridad nacional Michael Flynn advirtió a Teherán que está “bajo aviso”. Sin embargo, el Ministerio de Relaciones Exteriores iraní calificó ayer a la advertencia como “provocativa y sin fundamento”, e insistió en que el misil lanzado no puede transportar una ojiva nuclear, por lo que no viola la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de 2015.
Con la Unión Europea (UE), el panorama es poco halagador. Trump ha elogiado la salida del Reino Unido del bloque, criticado la política alemana de acoger refugiados y a la “obsoleta” Alianza del Atlántico Norte (OTAN).
Ahora, ante la posibilidad de que Trump elija a Ted Malloch, un empresario y escritor que se ha expresado a favor de la disolución de la UE y en contra del euro, líderes de tres de las organizaciones políticas del parlamento de la UE enviaron cartas al presidente del Consejo del bloque, Jean-Claude Juncker, para pedirle que si se confirma la designación, sea rechazada por la unión.
“La noción de que los países intentan aprovecharse de EU está basada en su inherente desconfianza al ‘otro’, sea un país, una cultura, o una religión”, dijo a EFE Carles Castelló-Catchot, experto del Atlantic Council. Su pronóstico es que “podemos esperar más dureza por parte de Trump en los meses que vienen”, porque “está haciendo una prueba de resistencia al sistema internacional”. Edward Alden, experto en política exterior del Council on Foreign Relations (CFR), subrayó que “el presidente ha demostrado que no es un diplomático y no quiere serlo”, y que mantener esa política “debilitará al país, no lo fortalecerá”.
“Espero que Trump sea tan duro con los rusos como parece estar siendo con nuestros amigos australianos y mexicanos”, dijo a su vez el ex embajador estadounidense Melvyn Levitsky.
En el desayuno, Trump prometió defender la libertad religiosa y “destruir” la ley que limita la participación política a los credos religiosos. Defendió la orden para vetar temporalmente la entrada a EU de los refugiados y ciudadanos de siete países de mayoría musulmana aludiendo a la necesidad de sentirse “seguros” y a que el sistema migratorio de EU es demasiado “generoso”.