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La Casa Blanca y líderes republicanos del Congreso desestimaron ayer la necesidad de nombrar un fiscal especial para indagar los contactos entre miembros del equipo del presidente Donald Trump y autoridades rusas durante y después de la campaña presidencial.
El republicano que encabeza el Comité de Inteligencia de la Cámara Baja, Devin Nunes, rechazó ayer tener alguna evidencia de contactos entre el equipo de campaña del presidente Donald Trump y funcionarios rusos.
“Aquí en el comité nosotros seguimos sin tener ninguna evidencia de ellos [miembros del equipo de campaña de Trump] hablándole a los rusos”, dijo a periodistas. “Y lo que he tenido que decir a mucha gente es que no hay nada”, aseguró.
Nunes no señaló qué agencias de seguridad o de inteligencia estadounidenses han dado información al comité, que lleva a cabo una investigación para comprobar la intervención rusa en la política interna de su país.
El legislador indicó que la indagatoria continuará, junto con otras del Comité de Inteligencia del Senado y de otros dos comités de la Cámara Alta.
“Sólo para ser claros, no hemos eliminado nada [sobre la investigación]”, añadió Nunes.
La petición de la indagatoria, apoyada por los demócratas en el Congreso, pareció cobrar nuevo ímpetu luego que el congresista republicano Darrell Issa cuestionó la posibilidad de que el procurador general, Jeff Sessions, encabece una eventual investigación criminal sobre el tema, ya que incurriría en un conflicto de interés, porque fue parte del equipo de campaña del magnate y fue nominado por el mandatario al cargo que ocupa.
Empero, el vocero presidencial, Sean Spicer, insistió en que hasta ahora sólo se conocen reportes de prensa basados en fuentes anónimas, que no aportan sustancia a los presuntos hechos.
“La pregunta es: ‘¿Para qué se necesita un fiscal especial?’. Por seis meses hemos escuchado historia tras historia sobre fuentes anónimas, diciendo lo mismo una y otra vez, y no se ha conocido nada”, dijo.