Más Información
Buque Escuela Velero “Cuauhtémoc” gana el premio Boston Teapot Trophy 2024; recorrió 1,170.78 millas náuticas en 124 horas
PRI exige que relación bilateral sea con dignidad y diálogo; “que EU y Canadá desconfíen de México es culpa de Morena”, acusan
GN y Ejército mantienen operativo para limitar operaciones de Los Viagras y CJNG; extorsionan a productores de limón en Michoacán
México podría cambiar de socio comercial ante amenazas de Trump; “China es una potencia económica”, dice senador
Luego de consentir a sus seguidores con políticas antiinmigrantes, el presidente estadounidense Donald Trump pretende mimar a la industria armamentista reviviendo una reliquia de la Guerra Fría, las armas nucleares.
El anuncio de Trump —en entrevista con Reuters— de que quiere aumentar el armamento balístico para devolver a su país el liderazgo en la carrera nuclear puede considerarse un premio para el poderoso lobby armamentista estadounidense, identificado en su momento por Beyzal Unal, experta en armas nucleares del think tank Chatham House, como responsable de frustrar el sueño del ex presidente Barack Obama de un mundo sin armas nucleares y de torpedear sus esfuerzos de desarme.
En la administración Obama el recorte del arsenal nuclear fue de mínimos. Los números contrastan drásticamente con el progreso realizado por su predecesor, George W. Bush, en cuyo mandato el número de misiles estratégicos se redujo a la mitad, a poco menos de 5 mil proyectiles, mientras que con Obama los misiles estratégicos pasaron de 4 mil 950 a 4 mil 700 en 2015, una reducción de sólo 5%.
De hecho, durante la administración Obama el Departamento de Defensa inició el proceso de modernización de su comando nuclear.
El estancamiento sufrido en casa contrastó con los logros de Obama en el exterior: fue el primer presidente estadounidense en visitar Hiroshima, donde prevalece el trauma de la bomba nuclear que devastó la ciudad japonesa en 1945, y bajo su iniciativa se celebraron cuatro conferencias con los líderes mundiales sobre seguridad nuclear, de las que salieron medidas concretas, como el programa de alerta sobre tráfico de material nuclear. Su mayor logro fue el acuerdo que evita que Irán se haga de la bomba atómica.
Trump aterriza en la Casa Blanca con alrededor de 14 mil 900 ojivas nucleares en el mundo, la mayoría bajo resguardo de Estados Unidos (6 mil 800) y Rusia (7 mil), según la Campaña Internacional para la Abolición de Armas Nucleares (ICANW por sus siglas en inglés). La Federation of American Scientists cifra en 7 mil las ojivas de EU y en 7 mil 300 las de Moscú. Se estima que ambos países tienen mil 800 proyectiles en alerta permanente. El resto de cabezas nucleares forma parte del sistema defensivo de Francia (300 unidades), China (260), Gran Bretaña (215), India (entre 100 y 130) y Paquistán (entre 110 y 130).
Israel no ha confirmado ni negado tenerlas (se estima que posee unas 80 ojivas), mientras que Corea del Norte probablemente tiene menos de 10.
El magnate quiere aumentar el arsenal nuclear a un mes de que inicien en Nueva York las negociaciones de la ONU sobre la adopción de un instrumento jurídicamente vinculante dirigido a prohibir las armas nucleares, como ocurrió en el caso de las biológicas (1972), las químicas (1993), las minas personales (1997) y las bombas de racimo (2008). La actualización de las fuerzas nucleares de EU constituye un gran negocio: no sólo es el mantenimiento de las cabezas nucleares, sino que implica el desarrollo de nuevos misiles balísticos, batería antiaérea, mecanismos de alerta temprana y rastreo, aviones tácticos, submarinos, destructores, entre otros componentes del sistema.
De acuerdo con un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso estadounidense, la modernización tendría un costo de 400 mil millones de dólares para el periodo 2017-2026, alrededor de 40 mil millones al año.
Esta cifra rebasa los 348 mil millones inicialmente estimados para 2015-2024, debido a que las capacidades bélicas están llegando a la recta final de su vida de servicio.
“En la Guerra Fría las fuerzas nucleares fueron fundamentales en la política de defensa de EU, resultando en la acumulación de un gran arsenal. Desde entonces, las fuerzas nucleares han sido menos prominentes que las convencionales y EU no ha construido nuevas armas nucleares o sistemas en años”, detalla el reporte.