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Bruselas.— El vicepresidente estadounidense Mike Pence centró su primera visita a la capital europea en tratar de calmar a una crispada Unión Europea (UE) ante las conflictivas señales emitidas por el presidente Donald Trump.
El magnate ha chocado con la UE por su apoyo al Brexit, por condicionar la cooperación en defensa a un incremento del gasto militar por parte de los europeos y por estigmatizar a los ciudadanos de siete países de mayoría musulmana tratando de restringir su entrada migratoria, por mencionar algunos de los temas.
En encuentros separados con Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, y Jean Claude Juncker, titular de la Comisión Europea, Pence manifestó “el fuerte compromiso de EU con una cooperación firme y duradera con la UE”.
Prometió “profundizar” las relaciones políticas y económicas, así como reforzar los esfuerzos para afrontar las amenazas a la seguridad y la estabilidad de Europa, particularmente el terrorismo radical islámico. Indicó que esto requerirá una mayor coordinación de inteligencia entre los miembros de la UE y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
El mensaje de Pence dio la impresión de calmar al presidente del Consejo, Donald Tusk, quien hace unos días calificó a la administración Trump de una de las mayores amenazas para Europa. En conferencia de prensa con Pence, Tusk aseguró que EU reconoce que “el mundo sería un lugar peor si Europa no está unida. Es del interés de todos prevenir la desintegración de Occidente y, para nuestro continente, en ese sentido, no inventaremos nada mejor que la Unión Europea”.
Indicó que hay coincidencia en que la OTAN no es una organización “obsoleta” (como una vez la calificó Trump) y que la seguridad se basa en una cooperación trasatlántica lo más cercana posible. Señaló la determinación por conservar el actual orden mundial “con base en las normas del derecho internacional, en donde la fuerza bruta y el egoísmo no determinan todo”.
Pero no todos los mensajes emitidos por el enviado de Trump fueron de tranquilidad para Europa. Pence fue muy claro con sus socios: Washington trabajará con la UE, pero también con la Rusia de Vladimir Putin.
Aseguró que el Pentágono seguirá contribuyendo al esfuerzo militar de la OTAN por disuadir cualquier agresión externa contra Polonia y los países Bálticos, al tiempo que sostuvo que EU “seguirá pidiendo a Rusia que rinda cuentas y cumpla los acuerdos de Minsk”, empezando por reducir la violencia en el este de Ucrania, mientras busca “nuevas formas para encontrar un terreno común con Rusia”.
Afirmó que el presidente Trump cree que se puede encontrar un punto de encuentro con Moscú, algo que contrasta con la lectura de los europeos.
Rusia se anexó la península ucraniana de Crimea y sigue siendo promotor de la desestabilización de Ucrania apoyando a las fuerzas separatistas prorrusas en el este de ese país.
Contra Trump.La visita de Pence no estuvo exenta de protestas. Un centenar de personas se concentraron a una cuadra de las instituciones comunitarias para manifestarse contra las políticas de Trump. Al grito de “No al muro” y con pancartas con la leyenda de “No al embargo musulmán” y “los derechos de las mujeres están bajo fuego”, los manifestantes acudieron convocados por el colectivo ciudadano Light4Rights y miembros de la comunidad LGBT.
“Estoy harta de este tipo de líderes que sólo piensan en ellos, creen que es fácil echarle a perder la vida a los demás, y no sólo es México, es la comunidad de refugiados y la gay”, dijo a EL UNIVERSAL la mexicana Pamela Plaza, quien está casada con un estadounidense. Ella espera que tras su visita, Pence entienda que es necesario bajarse de “la nube de fascismo en la que viven”.