El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, defendió ayer las redadas llevadas a cabo la semana pasada contra los inmigrantes indocumentados. Aseguró que está cumpliendo una promesa electoral.

“El cerco contra los criminales ilegales es sencillamente el mantenimiento de mi promesa de campaña. Miembros de bandas, traficantes de droga y otros están siendo deportados”, aseguró en su cuenta de Twitter.

Con el mensaje, el magnate parecía contradecir al Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), que aseguró el sábado que se trata de operaciones “rutinarias”.

Según ICE, las noticias del aumento de puntos de control y redadas son “falsas, peligrosas e irresponsables”, además de que “crean pánico masivo y ponen a las comunidades y a los agentes de inmigración en un peligro innecesario”. Las autoridades migratorias detuvieron a más de 350 inmigrantes indocumentados la semana pasada en seis estados y muchos de ellos fueron deportados a sus países de origen, según la prensa estadounidense.

El presidente firmó el 25 de enero una orden ejecutiva para aumentar el número de agentes migratorios y las redadas en busca de indocumentados, dando prioridad a los inmigrantes con antecedentes criminales y los que suponen una amenaza para la seguridad nacional, pero también a aquellos con faltas menores.

Stephen Miller, principal asesor político de la Casa Blanca, declaró que la administración del magnate baraja “todas las opciones” para restablecer el veto migratorio a los ciudadanos de siete países de mayoría musulmana bloqueado por los tribunales.

“Estamos considerando y buscando todas las opciones”, entre ellas la apelación ante el Tribunal Supremo, explicó Miller en una entrevista con la cadena de televisión Fox News.

En entrevista con el canal ABC, Miller dijo: “Un juez de distrito no puede forzar al presidente de Estados Unidos a cambiar las leyes y la Constitución con base en sus opiniones personales. El presidente puede suspender la entrada de extranjeros cuando es de interés nacional”.

Miller también sostuvo: “El Noveno Circuito tiene una larga historia de revocaciones y tiene una larga historia de extralimitaciones. No tenemos supremacía judicial en este país”, sostuvo.

Un panel de tres jueces —dos demócratas y uno republicano— del Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito, con sede en San Francisco, California, rechazó la semana pasada por unanimidad que el bloqueo al veto ponga en peligro al país.

Miller criticó al Poder Judicial y expresó que toda medida que se anuncie para reinstaurar el veto demostrará que “el poder del presidente es sustancial y no será cuestionado”.

El presidente estadounidense felicitó a Miller por su participación en varios programas de televisión el domingo: “Felicidades Stephen Miller por representarme en varios programas matinales dominicales”.

Asesor de seguridad, bajo presión. En este contexto, ayer se informó que el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Michael Flynn, se encuentra bajo presión por su presuntos vínculo con Sergei Ivanovich Kislyak, embajador ruso, con quien habló en diciembre pasado sobre las sanciones impuestas contra Moscú.

Miller no respondió una consulta sobre si Flynn todavía goza de la confianza del presidente. Flynn conversó telefónicamente con el embajador ruso en diciembre pasado, el mismo día que el ex presidente Barack Obama imponía nuevas sanciones contra Rusia.

La Casa Blanca confirmó la conversación, pero el portavoz Sean Spicer negó que se hubiera dialogado sobre las sanciones.

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