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El presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, pidió ayer a su homólogo de Estados Unidos, Donald Trump, que evalúe la deportación del ex presidente peruano Alejandro Toledo, en búsqueda y captura por supuestamente haber recibido 20 millones de dólares en sobornos de la constructora brasileña Odebrecht, informó la agencia oficial Andina.
Durante la conversación telefónica que mantuvieron ambos mandatarios, Kuczynski solicitó al magnate que evalúe la opción de la deportación de Toledo dentro de las facultades que la ley de migración estadounidense otorga al Departamento de Estado.
Trump llamó a Kuczynski desde el avión presidencial, el Air Force One, en medio de la incógnita del paradero de Toledo, después de que se conociera que no viajó desde San Francisco (California) a Israel, versión que anoche manejaba el gobierno peruano.
Además de la búsqueda de Toledo, los dos presidentes también comentaron otros asuntos de la relación bilateral y sus opciones de cooperación en defensa de la democracia y lucha anticorrupción, y seguidamente Trump invitó a Kuczynski a visitar EU en una fecha aún por definir.
Kuczynski declaró que el Estado peruano no volverá a contratar a Odebrecht y le obligará a cumplir con sus deudas en Perú antes de transferir sus recursos al exterior.
Kuczynski enumeró, en un mensaje a la nación, una serie de medidas contra empresas que hayan aceptado su culpabilidad en actos de corrupción o hayan sido condenadas por el mismo tipo de delitos, porque aseguró que el caso Odebrecht “es el más grande, pero no es el único”.
Previamente, la justicia estadounidense requirió a Perú mayor documentación para proceder con la detención de Toledo, afirmó el ministro del Interior, Carlos Basombrío.
Basombrío indicó a la emisora Radio Programas del Perú (RPP) que las observaciones señaladas por Estados Unidos estarán resueltas hoy, “pero mientras tanto Toledo se puede escapar a cualquier lugar”.
“Nos cuesta entender qué indicios adicionales son necesarios, lo que se ha destapado hasta ahora es abrumador”, dijo Basombrío, quien agregó, sin embargo, que las autoridades estadounidenses han señalado su “mayor disposición” a ayudar a encontrar a Toledo. El Departamento de Justicia de la Unión Americana se negó a hacer comentarios; sin embargo, un portavoz del Departamento de Estado dijo el viernes que Washington colabora estrechamente con Lima.
No llegó al país: Israel. El portavoz del ministerio israelí de Exteriores, Emanuel Nahshón, declaró que Toledo “no llegó” al país. Esa versión la manejaba el gobierno peruano.
Israel había informado con anterioridad de que no permitirá la entrada al país del ex mandatario peruano, sobre quien pesa una orden internacional de búsqueda y captura.
“El señor Alejandro Toledo podrá entrar en Israel únicamente cuando ponga en orden sus asuntos en Perú”, aclaró Nahshón. Personas en Israel del entorno del ex presidente peruano dijeron desde el anonimato que “no habían tenido contacto con él”. El abogado Heriberto Benítez, representante legal de Toledo, afirmó que desconoce el paradero de su defendido.
El ministro Basombrío agregó que el Ejecutivo alertó desde el viernes a las autoridades israelíes sobre la posible llegada de Toledo. Comentó además que la Alerta Roja emitida por la Interpol para 190 países “es sólo eso, una alerta, y luego cada país es soberano de capturarlo o no”.
A Toledo la fiscalía le imputa los presuntos delitos de tráfico de influencias y lavado de dinero por haber cobrado los sobornos a cambio de favorecer a Odebrecht en la licitación de la Carretera Interoceánica del Sur. El gobierno de Perú ofreció una recompensa de 33 mil dólares para quien facilite la detención de Toledo. Odebrecht admitió a la justicia estadounidense haber pagado 29 millones de dólares en sobornos a funcionarios peruanos entre 2005 y 2014.