Podemos, el partido político que desafía en España la hegemonía del Partido Socialista y el Partido Popular, celebra este fin de semana un congreso crucial. Dependiendo del resultado, Pablo Iglesias podría dejar su liderazgo.
La formación decide mañana cuál es su estrategia para los próximos años: la rupturista que quiere hacer política de calle o la que aboga por una mayor participación en la vida institucional. En ese debate, Iglesias, secretario del partido, y su número dos, Íñigo Errejón, tienen posturas enfrentadas y el encono es tal que amenaza con una división.
Podemos se creó en 2014 ante la dificultad de los grandes partidos para abordar una salida a la crisis económica que contentase a los españoles, víctimas del desempleo y los recortes sociales. Podemos tiene en el parlamento 43 diputados de los 350 posibles y gobierna ayuntamientos clave, como Madrid, Barcelona y Valencia.
Este martes, la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (demoscópica oficial del Estado) lo colocaba como segundo partido en intención de voto, por delante del Partido Socialista (PSOE).
En las dos últimas elecciones, el partido se dividió sobre la conveniencia de pactar con el PSOE un gobierno que desplazase al conservador Mariano Rajoy. Una vez enterrada esa posibilidad, Podemos vive una fase de confusión. Iglesias quiere liderar una fuerza contestataria, mientras que Errejón prefiere que la actividad parlamentaria del partido sea más fructífera para presentarlo como una opción de gobierno ante los votantes de centro.
En entrevista con el diario español El País, Iglesias dijo que “en el momento en que entendamos que la manera de ser útil en el Parlamento es hacer lo mismo que hace el Partido Socialista (...) creo que nos estamos equivocando. Nosotros no podemos ser un Partido Socialista 2.0”. Errejón respondió que Podemos está “más preocupado por mostrarse lejano de los otros partidos que por liderar la agenda” y que con esa actitud es “más difícil sacar a Rajoy de La Moncloa”.
En la práctica, Podemos lleva meses funcionando con dos estructuras enfrentadas. El congreso debería acabar con esta anomalía y apostar por una estrategia. Sin embargo, las recriminaciones públicas entre los dos bandos han subido tanto que parecen irreconciliables.
Errejón no quiere enfrentarse a Iglesias en la votación para ser secretario general. El número dos continúa afirmando que Iglesias es el mejor preparado para ese papel. Es al Consejo Ciudadano (el órgano de control del partido) donde los dos han presentado listas y proyectos distintos. Iglesias ha dicho que, independientemente de que gane la secretaría, dimitirá si los 400 mil militantes de la formación no eligen su lista para el Consejo en la votación que lleva desarrollándose una semana por internet y cuyos resultados se anuncian mañana. Los partidarios de Errejón temen ser purgados si pierden.
Otros líderes de Podemos advierten del peligro de escisión por los personalismos y piden madurez. Todos coinciden en que Podemos decide este fin de semana qué quiere ser de mayor.